“Fuimos hijos del camino, solitarios viajeros
aventureros y solidarios, isleños escuchando
los rezos de madrugada de una tierra sagrada, herida…”
Por aquellos tiempos, corría 1977, tenía un pato que solo comía “chocolate”, que era lo que más sobraba, les vendíamos a los pijos de la costa brava, así fumábamos gratis y sacábamos para pasar el verano. Había que tener cuidado, pues los polis te requisaban y luego vestidos de paisano, lo vendían ellos.
El viejo Alex, envió una postal de Berlín, acompañada de una carta, donde me hablaba de su camino, de la búsqueda del amor, de los días cargados de alcohol y drogas y las noches recorriendo ciudades, tocando la guitarra y sintiéndose solo y desgraciado…Le contesté una de esas noches en las que iba muy cargado, pero se que le escribí y le decía que viniera, que viniera aquí que nos lo estábamos pasando en grande.
Esos días nos alojábamos en el apartamento de Benny y su hermana Andrómeda. Richie, el pato, vivía bien, le puse el nombre por un chico yonqui que salía en una novela, creo que era de William Burroughs, Richie, el pato se bañaba con nosotros, en la piscina compartida del edificio, escuchábamos a los Stones, Hendrix, janis, Neil Young y todo tipo de música blues, rock y jazz…Richie, el pato, iba tan ciego como nosotros.
Hablo de plurales porque en aquella época, intentamos ser hermanos todos, y parecía que lo conseguíamos, pues íbamos conociéndonos en el camino, allí en Platja D’Aro, conocimos a carmen, una chica sevillana, a unas muchachas rubias y esbeltas de suecia, que trabajaban en una tienda de ropas en Palamós, alternábamos también con Mustaf y Alí, dos hermanos de Marrakech que llevaban las atracciones de feria por lo que obteníamos fichas para divertirnos en los coches de choque y esos trastos…teníamos 16 años, Mustaf y Alí eran unos años mayores y Joan Sebastian era Afroamericano, y desde el primer día que lo vi, decía muy a menudo, lo cual nos hacía reír a todos los que ya lo conocíamos:
-Mañana, Hermano, me voy a Inglaterra, cuando me levante al amanecer, comenzaré a sacar dedo, rumbo a ese gran país…El apartamento de Benny y Andrómeda siempre estaba lleno de gentes que “alojábamos”, quién no tenía donde dormir, allí tenía un espacio, así conocimos a mucha gente del “rollo”, se llamaba gente del rollo, a este movimiento underground, tipos enrollados, músicos, escritores, actores, poetas, pintores, fumetas que viajaban en auto-stop y experimentaban la vida y sus sustancias, recuerdo que Castor me enseñó a sacar tabaco de las máquinas ¡Qué fácil era todo! Dormíamos arropados por las notas de Morrison, Bowie. Lou, Clapton o los Creedence, Who, Kinks, Marley, Dylan o Cohen, con el Soul de Otis Redding, Aretha Franklin o Sam Coock…Gracias a unos colegas que trabajaban en una discográfica, conseguíamos ir gratis a los conciertos ¡Qué noches tan fantásticas!
Por fin llegó Alex, totalmente borracho y fumado como siempre…esa noche nos dio un festival de guitarra, hicimos un pequeño concierto, tocando bongos, armónicas, flautas y cualquier instrumento improvisado que sonara más o menos bien.
Unos días después me largué a Ibiza y Formentera, les dejé a Richie, el pato, a su cuidado…cuando volví unas semanas más tarde, nos encontramos en Barcelona y me explicaron que Richie, el pato, había palmado, ahogado en la piscina, me supo muy mal…dos meses pasaron cuando me enteré de que Alex murió por sobredosis de “jaco”…poco después, fueron Benny y su hermana Andrómeda.
y cuando al año siguiente, me tropecé con Joan Sebastian, tomamos una absenta en el bar Marsella, se mostraba muy contento mientras me decía:
– Mañana, Hermano, me voy a Inglaterra, cuando me levante al amanecer, comenzaré a sacar dedo, rumbo a ese gran país…
Fue realmente una generación perdida, rebelde y a punto de cambiar el mundo…
15 Junio 2013
12 comentarios sobre “Sueños de Carretera y otros caminos.”
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¿Declaración de principios o confesión de finales? Se puede entender de las dos maneras. Empezar por reconocer los errores es empezar a reconocer las virtudes. A punto de cambiar el mundo… pero menos mal que no se llegó a cambiar del todo… y ya sabes a lo que me refiero. Un abrazo cordial. Excelente texto.
He caminado tanto por las carreteras que comprendo a la perfección tu texto. Quizás el peligro no esté tanto en las carreteras sino en quedarse satisfecho con ir muriendo. Conozco casos de seres humanos que se perdieron por los caminos de la vida ya que no supieron cómo andar por las carreteras. Repito otra vez el mensaje pero ahora de forma más clara y directa. Menos mal que no cambiasteis el mundo de quienes no quisieron saber nada de aquellas propuestas. Un abrazo cordial. Enhorabuena por el texto.
Dices lo de “Fuimos hijos del camino, solitarios viajeros aventureros y solidarios” Y yo te pregunto: ¿Solidarios todos? ¿De verdad fuisteis todos solidarios? El texto es buenísimo pero perdona que dude (la duda es ignorancia y a lo mejor es que soy ignorante) acerca de eso de “todos solidarios” porque lo que yo vi (perdona compañero pero no tengo nada contra ti sino todo lo contrario y siempre te he dicho que escribes muy bien) fue, muchas veces, una insolidaridad sangrante. Claro que la vida de cada ser humano es una vida propia pero perdona que siga dudando de que todos fuesen solidarios. Te puedo contar mil y una historias, alrededor de nuestros recuerdos, donde la llama de la solidaridad, pidiendo perdón lo digo y no te enfades por ello, brillaba por su ausencia. No todos fuisteis “hermanos”, “colegas” o “camaradas”. Quizás no estés de acuerdo conmigo (y respeto tu opinión porque la valoro) pero como valoro tu opinión discrepo rotundamente con eso de “todos solidarios”. La experiencia me demostró que “nones” en lugar de “pares”. Un abrazo amistoso de verdad y que conste que no incluyo a tu persona ni a tu personalidad (ambas cosas las respeto profundamente) sino a muchos que conocí y no eran… pues ya se sabe lo de “ni están todos los que son ni son todos los que están”. En cuanto al contenido completo de tu texto es digno de alabanza.
Es curioso compañero de viajes literarios; pero yo también conocí a un viejo Alex berlinés. Me enseñó algo sobre la bohemia en el “Méntrida” pero deduje que más allá del alcohol poco había de bohemia por sus lares… así que elegí hacerle un homenaje (Setamor) pero buscar la bohemia verdadera que habita dentro de los que somos artistas. En fin. Que mucho de lo que viene en este texto me recuerda un tiempo vivido y otro tiempo por vivir. Prefiero otro tiempo por vivir aunque me quedan muchos gratos recuerdos del otro tiempo vivido.
En cuanto a los patos (jejeje) yo los que conocí muy bien, por aquel entonces, fueron los patos-botijos del Estanque del Palacio de Cristal del Parque del Buen Retiro de Madrid. ¡Aquellos sí que eran patos como Dios manda! Era emocionante verles acudir a comer de las manos las migas de pan. Y es que un poco de verdadera compañía (aunque fuesen patos-botijos en lugar de camellos) siempre era beneficioso para el Espíritu. Sonreír no es malo.
Amigo Kim. 1977. ¿Sabes lo que hacía yo en 1977 después de haber luchado interminablemente por el triunfo de la Democracia? Estudiar. Estudiar con plena conciencia de lo que supone estudiar. Particularmente todo ese “rollo” de los enrollados de las Generaciones X me resultaba tan fuera de lugar que ni me plenteé en ningún momento ir por el camino de ningún gurú de los del “chocolate y el polvo” porque yo había sobrevivido a la época de la “leche en polvo”. El “chocolate y el polvo” fue algo que jamás me llamó la atención; sin embargo “la leche en polvo” era mucho más natural, mucho más sano y hasta mucho más racional. Pero en 1977 yo sólo me dedicaba a querer terminar la Carrera de Periodismo y nunca fui ni de la Generación X, ni de la Generación, ni de la Generación Z. Yo soy de los que nacieron con la Generación del ABC que nos tocaba estudiar para aprender a enriquecernos personalmente en vez de dejar de ser personas por culpa del “chocolaye y el polvo”. Confesión por confesión. Pablo Neruda escribió “Confieso que he vivido” y yo confieso que, mucho más allá y lejano a todas las drogas, confieso que estoy viviendo y viviré para siempre. Porque aquello de ser de los de la Generación del ABC en escuelas estatales nos convirtió en personas.
Lo de la Generación X, la Generación Y y la Generación Z me parece, amigo y compañero Kim, un verdadero petardo.
¡Doy Gracias a Dios, Kim, de que William Bourrough y sus yonquis de “El almuerzo desnudo” hayan fracasado del todo! ¡Doy Gracias a Dios en nombre de toda mi feliz y sana descendencia! Doy Gracias a Dios de no haber cambiado el mundo sino de luchar por mejorar el mundo. ¿Comprendes la Gran Diferencia? Yo nunca camino sacando el dedo ni para ir desde La Granja hasta El Molino porque soy de los de “carretera y manta”. Tengo suficiente con mis propias piernas y mi propio valor para ser caminante sin tener que extraviarme con “el dedo”, Ya sabes a lo que me refiero. Ni he pagado jamás a nadie por hacerme compañía, Claro que las compañías que tengo no son “fumatas”, no son “drogatas” y no son “bebatas” o “polvatas” colgando del vacío. No. Algunos sabemos que caminar es tener el Sueño en el Cielo pero los pies sobre la tierra. Quizás por eso sabemos ser ejemplos para los gorriones.
¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universo!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universo!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universo!!! ¿Hay alguien que nos pueda salvar?
Por mi parte, en cuanto a mi experiencia vital se trata, entre “El camino” de Jack Kerouac y El Camino de Jesucristo, no lo dudé ni un instante. Elegí la salvación cristiana en vez de la muerte de los profetas del porro. Y hablando de los porros… ¿para qué os servían los porros además de para hacer “el canelo” ante la sociedad y cargaros a cuestas “la cruz de comerse el marrón”? No sé si tuviste la experiencia de los porros, compañero, pero yo tengo la experiencia de las porras con café con leche, que no sólo no te van matando lentamente (como los porros) sino que te levanta el ánimo (y digo el ánimo pero también levantan otras cosas). En definitiva: ni fui nunca de la movida del 77 ni fui nunca de la corrida de los salidos… tú ya me entiendes amigo Kim… y por eso comprendo todo lo que puedo comprender pero me siento Liberado para saber que Kerouac era la Muerte y Jesucristo es la Vida. Y digo yo, y pienso y hasta razono, que si todos tenemos derecho a hacer “publicidad” de nuestras ideas pues yo también. UN SALUDO AMISTOSO.
Menos mal que no triufó “La muerte de la familia” como deseaban algunos… y sé por qué lo digo y por quienes lo digo…
Cuando la familia triunfa el verdadero éxito es defenderla.