¿Qué necesita la Humanidad entera para poder convertir el tiempo en algo que sea más que un simple pasatiempo sin sustancia determinativa? La Humanidad entera necesita psicologizar nuestra manera de vivir; psicologizar nuestra forma de ser; psicologizar nuestra necesidad de estar. Vivimos, somos y estamos en base a unos parámetros de la existencia. ¿Y qué es la existencia sino un caminar hacia unos objetivos más o menos concretos? Si caminantes somos, caminantes debemos ser. No es lo mismo caminar por caminar que caminar para formarnos un hábito de existencia. Por supuesto que, para ser caminantes con destinos, debemos aprender, y sobre todo aprehender, la psicología del caminante.
Muy pocos seres humanos meditan lo suficiente antes de caminar; y eso les lleva a caminos cortados, a callejones sin salida, a destinos sin importancia alguna más que el simple permanecer en el estadio de la inactividad. O caminas activando tu inteligencia o no caminas y te conviertes en una simple vegetalidad de la vida. Pero no somos vegetales como nos quieren hacer creer. Somos seres humanos con la necesidad, la perentoria necesidad, de vivir por un por qué, de ser un para qué, de estar debido a un qué. ¿Y qué es ese qué del cual todos nos preguntamos en algún momento de nuestra permanencia en la Tierra?
Debemos comprendernos a nosotros mismos antes de intentar comprender a los demás; porque si somos incapaces de saber qué somos, por qué somos y para qué somos, ¿con qué conocimientos vamos a saber qué son los demás, para qué son los demás y por qué son los demás? No es cuestión de filosofar sofismas que se encierren en sí mismos, sino que debemos abrir nuestros pensamientos para poder comprender, entender y aprehender qué es lo que queremos ser y qué es lo que somos en el conjunto total/global de la sociedad en que vivimos. Muchas veces no se alcanza esa magnitud necesaria para poder vivir dentro de un mundo conflictivo; porque el principal conflicto de todo está dentro de nosotros mismos.
Vemos y observamos el mundo exterior y nos preguntamos qué sucede en el mundo exterior para poder compararlo con nuestro mundo interior. El ejercicio mental debe ser revertido para poder conseguir las respuestas adecuadas. Comparar nuestro mundo interior con lo que vemos y observamos es una consecuencia del mundo interior que muchos no saben ver ni observar. Es el problema de la imitación, tan abundante en la vida actual. ¿Imitamos a los demás para ser como los demás? A menudo suele suceder eso. Eliminados sus mundos interiores, muchos seres humanos imitan, o tratan de imitar, el mundo exterior y muchas veces incluso ajenos a sus propias circunstancia vitales. Y de ahí al fracaso como personas sólo hay un pequeño paso. Entiéndete primero a ti mismo o a ti misma antes de querer entender a los demás; porque los demás son una proyección de ellos mismos pero no de nosotros si queremos imitarles. ¿Es la proyección de nosotros mismos lo que nos otorga personalidad o la personalidad es una forma de ser y de actuar ajena a nosotros mismos? Si es ajena a nosotros mismos yo la llamo despersonalización de las masas.
O somos contingentes con nosotros mismos o somos imitaciones de seres que nos alienan la personalidad al querer ser como son ellos en lugar de ser tal como somos y, a partir de ahí, una vez asumido cómo somos, presentarnos hacia el mundo externo. O nos formamos lo suficiente como para poder conformarnos como seres humanos inteligentes o nos deshumanizamos absorbidos por las masas de quienes no se comprenden ni se entienden a sí mismos.
Me voy a poner, con perdón, como ejemplo para ver si lo puedo dejar bien claro. Juego al Mágico Solitario porque de esta manera me voy puntuando en mi propio caminar. El Mágico Solitario es una buena manera de psicologizarnos por dentro aunque parezca una simple casualidad. No es una simple casualidad. Es un valorarse a uno mismo para poder valorarnos ante el mundo exterior que, con mayor o menor fuerza, nos quieren imponer los que desean que sigamos sus caminos muertos antes que elegir nuestros caminos vivos. No. O el camino somos nosotros mismos existiendo o el camino se convierte en un simple y mero estar sin verdadera existencia. Del Mágico Solitario al Ser Comunitario hay una barrera que debemos derribar: el muro de las contradicciones ajenas a nuestro propio mundo.
A cada contradicción que encontremos en el camino de la vida debemos responder con una acción liberadora y si no somos capaces de comprender y entender algo tan fundamental, básico y hasta elemental, de nuestra personalidad propia es que no estamos desarrollando la psicología del caminante y nos arrastra la corriente. ¿Qué es entonces la psicología del caminante? No es un simple estar en un mundo tan complejo. Es un saber existir en dicho mundo.
Os pongo un ejemplo para ilustrarlo debidamente. Yo sigo caminando. ¿Qué hago para desarrollar mi propia personalidad mientras camino? Ejercito mi propio Mágico Solitario (no he dicho insolidario) y me puntúo a mí mismo (no he dicho egoísmo). Hace unos minutos me he calificado con 24 puntos. Algunas veces me puntúo con más de 24 puntos y algunas veces me puntúo con menos de 24 puntos. Depende del momento impuesto por mi necesidad; pero siempre soy yo psicologizándome en mi peculiar manera de caminar. No me viene la calificación impuesta desde el exterior de mí mismo (como sucede con otros muchos juegos de la personalidad humana) sino que proviene del interior de mi personalidad porque soy un ser humano, o una persona, que tiene personalidad a lo largo de mi existencia y no un ser humano despersonalizado por los demás. Pues eso es la psicología del caminante.