Jorge Himitián es un de mis mejores amigos y hermanos cristianos. Jorge Himitián es un gran teólogo del Cristianismo reconocido como tal en todo el mundo. Jorge Himitián ha escrito una gran cantidad de libros y de comentarios bíblicos en donde ha demostrado siempre, y sigue demostrándolo, tener una gran claridad de ideas, elaborando siempre sus trabajos teológicos con gran sabiduría y gran lucidez. Jorge Himitián es argentino pero de origen armenio. Y, siendo tan gran teólogo y ocupando tan alto lugar en el Cristianismo verdadero a nivel mundial, siempre que nos hemos encontrado en algún lugar de esta Tierra, ha tenido el gran detalle de venir a mi casa donde nunca me ha pedido de comer más allá de lo que he tenido para servirle a él y a sus acompañantes y, además, siempre ha bendecido los hogares en donde yo he vivido. Siendo tan grande pensador y teólogo jamás ha rehusado la labor de charlar conmigo sobre cualquier clase de tema tanto divino como humano. Jorge Himitián siempre se toma muy en serio lo de predicar la Palabra de Dios a través de Jesucristo y con la Gracia del Espíritu Santo.
Recuerdo que el último año en que estuve viviendo en Quito de manera fija, me invitó a una reunión nocturna en la Comunidad Cristiana de Quito donde yo nací como verdadero cristiano. Aquella tarde-noche fue de gran aprendizaje para los reunidos en aquel local. Jorge Himitián dictó uno de sus más grandes discursos teolológicos y demostró, de mil maneras diferentes, por qué Jesucristo es el Hijo de Dios vivo, sigue haciendo milagros y llegará el día en que volverá a la Tierra para separar lo malo de lo bueno. Pero había allí muchos y muchas presentes que todavía lo estaban dudando; así que Jorge Himitián, siempre serio y bien templado, se hartó de tanta incredulidad y se puso más serio que nunca: ¡Ya os he demostrado, hablando y escribiendo de mil maneras diferentes, la Verdad de Jesucristo como Hijo de Dios y seguís dudando! ¡Estáis viendo con vuestros propios ojos la gran cantidad de milagros que sigue haciendo Jesucristo en vuestras propias vidas y seguís dudando! ¡Tenéis el corazón más duro que las piedras y la mente más cerrada que los chinarros que he tenido que patear por todos los mundos que he visitado! ¿Sabéis lo que os digo para acabar con todas vuestras reticencias y memeces de una vez por todas? ¡¡Yo lo creo porque está escrito!! ¡¡Me basta y me sobra para creerlo porque está escrito!! Cuantas veces dio este mensaje mostraba a todos los reunidos y a todas las reunidas la Biblia en su mano para que nadie dudara de dónde está escrito. Después de haberlos dejado a todos en silencio, y con la boca abierta como de pasmados o algo parecido, cruzamos nuestras miradas y yo pensé: ¡Bravo, Jorge, les acabas de dar en todo “el bebe”!
Después nos volvimos a reunir y a charlar como grandes amigos y grandes hermanos que somos y nos lo pasamos en grande recordando esta anécdota. Cuando le dije lo que significa en español “darle en el bebe” a alguien, no pudo mantener más su seriedad y soltó una carcajada. Nunca lo he olvidado. Ni a Jorge Himitián ni a aquella célebre tarde-noche en la Comunidad Cristiana de Quito en la que dijo, varias veces seguidas y mostrando el Libro de la Biblia: “¡¡Yo lo creo porque está escrito!! En verdad que dijo una Gran Verdad.