¿Por qué te tienes que marchar si ni tú ni yo lo deseamos? Sale el Sol. Nace la Luz. Me acerco a ti y de doy el beso de la despedida. Pero no sufras pensando en mí. Abre los ojos y mira. Estoy siempre junto a ti, estoy siempre junto a ti; no es lo mío ninguna huida. Que si marché no fue por deseo, que marché por necesidad; para ser un viajero, para ser un viajero, que de pueblo en pueblo va sembrando gorriones grises que hablan de Amor y Paz. No sufras más por tu hijo que se puso a caminar porque Dios así lo quiso; pero voy a regresar a darte un beso en la frente antes del viaje final.
¡Qué años más crueles la hicieron pasar desde que se quedó viuda hasta el día de su muerte! ¡Qué años más crueles por culpa de quienes tenían que haberla adorado por todo el sacrifico que hizo por ellos! Me llegan las imágenes de una madre amorosa cantando nanas a sus cinco hijos cuando sólo éramos bebés. Y luchando por sacarnos adelante haciendo milagros con la economía. ¡Qué gran cantidad de besos y caricias amorosas nos debió dedicar mientras nos acunaba en sus brazos! Sueño. Imagino. No comprendo nada. Sólo me veo siendo un niño que está en sus brazos. ¿Por qué esta crueldad final? Me pregunto el porqué y no encuentro ninguna respuesta. Silencio. Habita en mi mente un silencio. Sólo me queda el recurso del silencio para volverla a sentir. ¿Qué puedo hacer por ti, mamá? Nada. No hagas nada más de todo lo que ya has hecho. Sigue el Camino de tu Sueño y recuerda que te amo. Yo tampoco comprendo y por eso sólo le pido a Dios que me lleve hasta donde está tu padre. Sigue el Camino de tu Sueño pero recuerda y nunca olvides que España también es muy bonita. Cierro lo ojos para no llorar. Y me quedo pensando en tantos momentos de su Soledad.
Rosario de los Dolores. ¡Qué crueldad más innoble la de los cuatro desgraciados despreciables! ¡Cómo destroza familias el mezquino dinero y la avaricia de tener unos pocos céntimos más! ¡Cómo convierte en indeseables seres humanos esos pocos céntimos y cómo hace sufrir a quien confió solamente en el Amor! Sueño. Me quedo dormido en los brazos de ella mientras me canta una nana. Si yo fuera uno de ellos me pondría una rueda de molino atada al cuello y me arrojaría al mar. A este Océano Pacífico que he tenido que cruzar para seguir adelante huyendo de la mezquindad. A ellos les falta valor para hacerlo.
Fue una mortificación involuntaria e innecesaria. Ella se queda horas tras horas, días tras días, semanas tras semanas, meses tras meses y años tras años, sentada junto al teléfono esperando una llamada que nunca llega. Llamo desde Ecuador. ¡Feliz Navidad, mamá! ¡Feliz Navidad hijo mío! Espero que estés feliz. Yo también. Pero ella sigue sentada junto al teléfono horas tras horas, días tras días, semanas tras semanas, meses tras meses y años tras años esperando una llamada que nunca llega. ¡Qué absurda crueldad! Son demasiado avaros y roñosos para hacerlo. Cierro los ojos para no llorar. Hijos que la abandonan cuando más sola se encuentra. Un hermano que le pega demostrando que ni es un hombre ni nada parecido a un hombre. Miro al cielo. Ya no sufre. Ya no llora. Es feliz. Está con papá…