Último Curso del Bachillerato Superior. Rasgueo la cuerdas de la guitarra y se va desgranando esta canción de primavera: “Azul, la mañana es azul, el sol si le llamo vendrá, se detendrá mi voz y hasta la eternidad en su camino irá hacia otro azul”… porque está de moda el CCC y hay que aprovechar el canto para despertar conciencias. ¡Ay, las conciencias! Aquella guitarra la vendió alguien que no quiso escuchar estas mañanas de canciones de juventud. Pero el mundo continuaba y no cejé en el empeño de mirar por la ventana ese cielo azul de los madriles que, cual candilejas de bohemia composición, se me colaba dentro del alma.
Después ya sólo quedó un silencio en el hogar porque las cuerdas de la guitarra habían sido vencidas por la envidia. Pero… ¿para qué parar la existencia a pesar de todo ello?… Era mucho mejor imaginarse canciones de futuro que quedarse con la nostalgia de la que, años después, me contó el poeta Beraluis de la Peña al versificar “lo que pudo haber sido y no fue”. Y allá, en la peña de un verano serrano, junto a ese Manzanares corriendo por La Pedriza, quedó una imagen…
Nada más que era eso…
Mi abuela materna: Fui testigo ocular de todo ello y tengo que decir que fue verdad. También mi esposo, abuelo materno de Diesel, tocaba muy bien la guitarra como él muy bien ha escrito en otro trozo de sus memorias.