No somos como pensamos…
cada día, cada hora, cada instante
cambiamos
y somos un enigma
caminante
sin podernos detener
sin podernos detener.
Somos enigma cambiante
desde el momento de nacer.
No somos siempre igual.
Cambiamos cada segundo
y pasamos el umbral
del tiempo irrepetible.
Es algo terrible
pero es algo normal.
Todos en el mundo
vivimos la fatal
historia de lo imposible:
hacerse inmortal
en el éter invisible.
No somos siempre igual.
Vivimos un lamento
y somos, al final,
los hijos de un momento.