Se llena la ciudad de mundos desconocidos. Se llena de carteles ofreciendo cursillos. Se llena de humo y de soledad impregnada de asfalto. La vida se adapta. El amor puede seguir siendo el motor de miles de ilusiones. Nadie se asusta de la muerte. Nadie reclama su parcela de intimidad. La tele es el gran ojo de una vuelta atrás irreversible. Estudiantes fascinados por no hacer nada. Estudiar con el sentido puesto en fines de semana. Listados de ropa nueva para parecer diferente. Mares de asfalto, donde sucumbren alocados corazones de taxista. Ambulancias cruzando. Los que piden y no paran. Todo lo incontrolado. Cada rótulo es una indicación de dolorosa realidad.