Cuando no conocemos in situ Alaska, al nombrarnos alguien este estado norteamericano no nos podemos imaginar, en un principio, su verdadera dimensión; pero la verdad es que su territorio es 3 veces más grande que toda la península ibérica (España más Portugal) y su total de 1.530.000 kilómetros cuadrados le hacen ser el más grande territorio de los Estados Unidos de Norteamérica. Una región que fue vendida por el zar Alejandro II de Rusia, en 1897, al entonces presidente Abraham Lincoln (a inicios de la llamada Era de la Prosperidad en los Estados Unidos).
Otra sorpresa que nos llevamos cuando conocemos personalmente Alaska es que no todo su extenso territorio tiene el mismo clima y así hay épocas cálidas en que, como nos ocurrió a Fausto y a mí cuando fuimos a hacer reportajes fotográficos, estuvimos en manga corta en Denali y, días más tarde, con fuertes abrigos de pieles en el territorio de los inuits.
El Parque nacional Denali se encuentra ubicado en la Cordillera de Alaska, muy cerca de Anchorange, entre los ríos Kuskowin y Matanuska, cerca del litoral sureño del pacífico. Todos sus 130.000 kilómetros cuadrados (que le hacen ser el más extenso parque nacional de los 8 que hay en Alaska) es de clima cálido en esta época del año y aquí abunda la pesca de salmónidos y crustáceos junto con la selvicultura. Un gran desarrollo turístico atrae miles y miles de visitantes porque es una fantástica aventura pasear por estos paisajes que son, para muchos, los más bellos y salvajes del territorio americano. Una tierra sin fronteras, habitada y dominada por una fauna salvaje que es, normalmente, compañía visible para quienes visitan el Parque. Nosotros hemos podido ver, fotografiar y seguir el rastro a manadas de lobos, alces, linces, caribúes, marmotas, carcayús (una especie de tejones de Alaska) y, especialmente, osos.
En el Parque Denali hay dos especies distintas de osos: los llamados osos de Alaska y los llamados osos grizzlies. El oso de Alaska (urdus gygas) es de color variable que va desde el castaño claro hasta los tonos muy oscuros, son de un tamaño mayor que el oso gris y pueden llegar hasta los 3 metros de longitud, lo cual le convierte en el mayor carnívoro terrestre. De temperamento muy pacífico viven tranquilamente en el bosque y baja a los lagos a pescar salmones y truchas. Lo mismo hace el grizllie (ursus horribilis) que es algo más agresivo, una especie de subespecie gris del oso pardo (también conocido como “el viejo Efraím”) y que es más grande que el citado oso pardo. El color de su piel es plateada y es mejor seguirles de cerca y no molestarles, sobre todo si están hambrientos. Nosotros hemos podido filmar toda la secuencia de un grizzlie desde que comienza a buscar comida hasta que llega ala orilla del lago Wonder y comienza a pescar dando zarpazos a los salmónidos. Ha sido verdaderamente espectacular seguir a este oso a través de las arboledas.
Después también es emocionante, sobre todo por las bellezas naturales que descubres, hacer cinco horas de senderismo (hasta llegar a la ciudad perdida de Paxon) bordeando las faldas del gigante Monte Mac Kinley y contemplar varios de los lagos alaskeños. Hay que conocer que Alaska posee 50.000 glaciares, 3.000 ríos y 3 millones de lagos (si, tres millones). El parque Denali es una delicia recorrerlo con pausa y observando sus maravillosos paisajes bosquenses para saborear toda su belleza en mangas cortas como dije al principio.
La otra cara de la moneda, la del abrigo de pieles, la hemos vivido cuando nos hemos trasladado a la costa ártica del norte, a un territorio de inuits guiados por el joven nativo Arnak. Los inuits han sido conocidos, hasta hace poco, como los esquimales; pero ellos han hecho una reclamación a los organismos internacionales y ahora su nombre verdadero es el de inuits y no esquimales. Porque resulta que esquimal es para ellos una palabra insultante ya que de esta manera era cómo los conocían los demás pueblos amerindios de Alaska (aleutianos, haidas y atabascos) y significa simplemente “extranjeros”. Pero ellos no eran extranjeros sino nativos de la región y se llaman y se llamaron siempre a sí mismo con el nombre de inuits que, en su lengua significa “nosotros”, “nuestro pueblo”. Así es cómo se les llama ahora en los organismos culturales internacionales.
Los inuits están aquí desde hace 28.000 años y procedían de Asia. Tienen entre sus ncostumbres ancestrales la educación socializadora y entre ellos no existe cabida a la violencia ni a los combates. Educados de una manera especial que se concentra en la genrosidad, la amabilidad y sobre todo el bien común (ya que siempre fue necesario para que pudieran subsistir en tierras tan heladas el trabajo en equipo y comunitario) nunca buscan que nadie les agradezca sus ayudas porque piensan que otras veces serán ellos los ayudados. Consideran la generosidad no como una virtud humana sino como propio de la naturaleza humana y cuando tienen que resolver disputas los hacen a través de jocosas poesías que enfrentan a los contendientes en medio del buen humor y los cantos y bailes al son de tambores.
Son estos inuits los arquitectos de los famosos igloos: edificaciones redondeadas de bloques de hielo que están situadas bajo el nivel de la tierra (para protegerlos del frío) con cúpulas construidas por medio de líneas en curvas catenacias invertidas para dar mayor solidez a la vivienda. A este cuerpo central redondo le añaden un largo pasadizo cubierto que les sirve de chimenea para mantener el calor y donde almacenan sus víveres y sus utensilios.
En el igloo de la familia de Arnak hemos pasado tres deliciosos días escuchando historias de cazadores y pescadores, aventuras de hombres errando por los territorios nevados, narraciones de viejos constructores de kayaks (son los inuits lo que inventaron estas embarcaciones que hoy están siendo sustituidas por las motonaves al igual que los trineos por las motos de nieve) y sobre todo, escuchando a la vieja Nallik su Leyenda de la Creación o Leyenda de Sedna que cuenta que cuando todavía no existía el Sol hubo una bellísima mujer que rechazaba a todos sus pretendientes hasta que fue raptada por un Hombre Lobo (Hombre Pájaro dicen otras leyendas) que se la llevó a una isla. Allí nacieron los cachorros y un día que el padre estaba de cacería ella los metió en botas y los lanzó al mar. Algunos erraron por muchos mares hasta que desembarcaron y fueron los iniciadores de los hombre blancos (Qublanut) y los hombres amerindios (ambos solo medio hombres)… pero otros, los más hermosos, los más listos, los mejor armados y los más amados por Sedna, llegaron a costas cercanas a la isla del Hombre Lobo y preciaron a los Hombre Verdaderos que se llamaron Inuits.
También nos cuenta la vieja Nallik la historia de Sirqqinig que al ser violada en contra de su voluntad por Tasgind se cortó un pecho, lo convirtió en llamarada y voló con él hasta convertirse en el Sol.
Y así pudimos entender la mentalidad de los inuits, capaces, en pocas horas, de confeccionarnos unos anoraks con tripas de pájaros que nos los regalaron como prenda de amistad. Y nos encaminamos de nuevo a nuestro hogar después de haber presenciado el ligero y hábil deslizamiento de un oso marino (que es una especie de foca) por la helada superficie hasta llegar a la costa del mar. Por cierto… ¡qué maravilloso fue poder observar la extraordinaria pirotecnia celestial de la aurora boreal junto al Estrecho de Berhing!.
Estos inuits son los hombres y mujeres que descubrió el noruego Behring (en 1570) cuando llegó a las tierras de Alaska (por eso al Estrecho que existe aquí le pusieron su nombre). Y estos son los inuits que buscan, en cierta manera, una autonomía o un autogobierno independentista (ya tienen una bandera con una estrella azul que significa la Estrella Polar) y que pretenden denunciar a George Bush por decir que está cometiendo actos de criminalidad contra sus existencias por culpa de no querer firmar el Protocolo de Kyoto. Los inuits están verdaderamente preocupados por el calentamiento del Ártico. De esta lucha depende su supervivencia.,
Saludos Diesel:
Mi salud se resiente. Es una llamada del cuerpo para ajustar demasido tiempo invertido en muchas tareas. Me ha encantado tu comentario. Te diré que, hace unos cinco años, realice una pequeña investigación sobre los inuits. Abordamos sus prácticas de “trance” y los procesos que habían elaborado a lo largo de su historia. Me fascinó la capcidad para “dimensionar en forma plástica” todo un cúmulo de seres benefactores unos y negativos otros…que rodeaban el colectivo de la tribu. Curiosamente el chaman ejerce de mediador entre esos planos y los más terrenales. El interés de estos procesos reside en la transmisión simbólica que luegopasa al relato oral y que se perpetúa con el tiempo. Una cultura con unas carcterísticas muy especiales en sus palabras y en otros muchas facetas.
Admirado grekosay: totalmente cierto cuanto dices del alma inuit. Seguro que has visto algunas de sus representaciones artísticas en forma de figuras hechas de madera y otros materiales. !Es verdaderamente fantástica su expresividad naturalizadora (no digo ya sólo naturalista) que demuestran cómo hay seres humanos que categorizan la vida mucho más allá de lo que simplemente vemos!. El alma inuit, con sus chamanes y su manera de entender la vida como un conjunto y un todo armonioso es verdaderamente ejemplar y mucho es lo que aprendemos de sus raíces elementales y por ello sumamente profundas.