Aquel día llovía más despacio que nunca, el anciano lugareño del vecino arrabal subía la cuesta más despacio que nunca y la niña de las trenzas doradas saltaba a la comba más despacio que nunca… como si las nubes se hubiesen prometido a sí mismas escanciar matemáticamente pausada
la espesura de sus líquidos contenidos; como si el bastón del abuelo hubiese decidido relantizar el cronómetro de su nudoso reloj; como si la cuerda de la pequeña saltimbanqui hubiese combado sus curvas estirándolas más allá de los límites de las circunferencias del aire. Aquel día la vida entera se desarrolló más despacio que nunca… como si la meta del final del mundo estuviese ya tan cercana que diese miedo aproximarse a ella al ritmo normal de los segundos. Y entonces fue cuando, en aquel día, todo se detuvo para convertirse en un fotograma perenne de la serenidad. MáS despacio que nunca regresé a casa, me desvestí y me quedé simplemente dormido para poder captar el verdadero sentido de la existencia.
2 comentarios sobre “Más despacio que nunca”
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Saludos Diesel:
La tranquilidad y la expericia de la existencia son tan necesarias, que si las olvidamos la vida no deja de ser un cúmulo de recorridos, o viajes a casi ninguna parte. Se impone la conciencia hacia la quietud, no la renuncia a la vitalidad, ni al sentirse vivo…sino, hacer camino al andar…que Machado escribió en su larga travesía. Un texto de esos que retratan lo que “No debemos olvidar”. Siempre advierto en estos trabajos tuyos, un toque epicúreo..un dejar que la existencia te llene, saborear lo que está, pero que se transforma en especial, orque nadie “alcanza a verlo”. Un lujo de sensibilidad.
Un sentimiento así de profundo por lo “invisible” que se muestra y que por ello es de profunda “claridad” merece mi aplauso. Ese fotograma al que te refieres, Diesel, quizás sea un resumen más concluyente y claro que toda la parafernalia de “habladores” que existen en los medios de comunicación tan alienantes como mla TV. Ese fotograma de tu¨”Más despacio que nunca” me sabe a vivencia (y no las glamurosas tonterías de la tele).