Para tí, muñequita frágil de porcelana que aprendistes antes a hacerte el nudo en tu brazo que en tus zapatillas.
Para tí princesa, que tu infantil cucharilla del cola cao la quemastes hasta retorcer.
¡ Qué baratos vendistes tus sueños!
Para vosotros, que con engaños de un mundo burbujeante y chiribitas ahogaron vuestros gritos de lucha y libertad.
Para aquellos, que con mucho sufrimiento y valor, salieron de ése infierno y cuando comenzaron a creer de nuevo en la vida, un simple catarro se los llevó.
No es hora de reproches ya.
Dejasteis las tinieblas y os fuiesteis a la luz.
Ahora estais en paz, pero qué alto precio pagasteis.
Para muchos estais, bien muertos. Para los que os hemos conocido y querido solo nos queda rabia, impotencia y dolor. Mucho dolor.
Saludos. Alaia
Que amargas son tus lágrimas si te vás,
que oscuro es el Norte de tu partir
y que impaciente mi corazón al no entender que te fuiste.
En la claridad están aquellos que su nombre no fué más mencionado buscando más allá una vida sin dolor.
Llevaremos sobre el hombro a la posada mariposa de aquellos que hablaron de paz.
Gracias Alaia. 🙂