Papel de cuaderno con hojas cuadriculadas, por si las letras no se adaptan a un folio sin destino, donde las palabras puedan descender hacia abajo, curvadas y perdidas sobre un pálido color blanco. Son las líneas que cuidan su estética, que tan solo entre una simple línea, logra una escritura limpia, escueta y firme, capaz de mantener el rumbo de un contexto milimetrado y perfecto, sin torceduras ni enredos, formando la pareja perfecta junto a la tinta de un bolígrafo, dibujando las formas de las letras, alcanzando la unión de los sentidos con las palabras y llegando al final de los mensajes hechos para los ojos, tan serenos, que incluso pueden colorear la hoja ,sin vida para muchos pero llenas de esperanzas para todos, cuando en el papel, leemos al corazón.