“El hombre es un abismo” y “La vida es caótica y ridícula”. Son frases que leo hoy y que han dejado escritas el austriaco Alban Berg (en su ópera Wozzeck) y el escritor madrileño Javier Marías respectivamente. El autor de Los dominios del lobo y Corazón de blanco también afirma, sobre la vida, “que es una mala novela”. Me quedo pensando en todo ello. Son partes esenciales de la nueva filosofía del posmodernismo global. Comienzo a intuir que se está congregando un ambiente de desolación a secas. Si somos abismos en medio de un existir caótico y ridículo… ¿dónde está ese punto de importancia que nos hace buscar experiencia en el afán continuo de evolucionar por nuestras mentes?. ¿Hacia dónde podemos evolucionar si la búsqueda a la que aferrarnos se limita a un caótico abismo existencial?.
Menos mal que no siempre los hombres famosos tienen la verdad entre sus manos. Me tomo a sorbos el café en la terraza del bar Acuarios mientras observo a miles de personas pasear por la calle Mayor. Observo y medito. No puedo estar de acuerdo en que sólo seamos abismos y la vida un caos ridículo. Debe haber mucho más de consistencia y valor en nuestro esfuerzo por sentirnos algo más que materiales de derribo en que los famosos (mientras se columpian en la salsa de la fama) nos quieren transformar. El ser humano (y no solo el hombre sino la mujer también) tiene mucho más de trascendencia que la que nos quieren dar a entender los polifónicos personajes de la filosofía actual que está formada por una larga fila de artistas soterrados por el afán de la decadencia. No. No tenemos por qué ser decadencias absolutas. Estoy seguro de que mi más reciente amigo, el Relojero de Manila, no piensa como Alban Berg ni como Javier Marías. Él no escribe óperas ni novelas modernas pero sabe de la vida un largo montón. Mañana os contaré lo que sabe El Relojero de Manila. Hoy prefiero cerrar mi diario con una sola frase. “Las personas que caminan por la calle Mayor son interpretaciones de una función multifacética más excelsa que el simple abismo del caótico sinfin”. Hasta mañana.