A puerta cerrada, con no todo el tiempo perdido todavía, escribo mirando al cielo cuando sé que lo más lejos, a tu lado donde todo empieza y viene y va, los sueños locos para toda la vida se me pierden cerca de las vías. A mil kilómetros de distancia hay unos ojos de serpiente mientras a la luna se le ve el ombligo. Yo estoy en esta barra americana como pollo sin cabeza escuchando sobre trapos sucios a la vez que el lobo se espanta (rojizas las orejas) y los trozos de cristal del vaso roto son algo así como el funeral, ni negro ni blanco, que me explica que por la boca vive el pez. Y mientras tanto al mar cantáis Platero y tú. Al igual que Fito, yo no soy Bo Diddley…

Nota y Dedicatoria.- Este texto literario lo he compuesto tomando como base de partida diversos títulos de canciones de Fito Cabrales y se lo dedico a mi amigo Alberto que sé que le gusta esta música y a todos los voremios y voremias que forman parte de esta constelación de la literatura. Es ahora mismo ya muy de noche y mientras compongo el texto me está llenando la memoria un lejano suceso (con amorío incluido) sucedido en un local llamado Pims que estaba situado muy cerca de la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid. En medio de esta bohemia voremia de recuerdos y actualidad te envío un fuerte abrazo, amigo Alberto… y a todos vosotros y vosotras, compañeros literarios del Vorem de las Estrellas.