Invernal

Es tiempo muerto y a las cero horas todo calla. Este frío de Enero me tiene con el corazón congelado y el cerebro tiritando. Tantas estrellas allá afuera despidiendo fuego y yo aquí temblando, aterido con el lápiz en la mano. En el cerro dormita el misterio. Esta noche no se mostró como otras, se quedó en la duda de entregarse o mostar su rebelión. Tu sitio sigue intacto, hay un perfume que se niega a desprenderse de el; incluso el gato frota aún su dorso erizado contra tu recuerdo. Es quizá, la más fría noche del invierno, el fuego que crepita en el hogar a punto está de extinguirse victima de la hipotermia. No hay misterios esta noche, el único, duerme lejos, en la cima. Y aquí, en el valle, en este ambiente provinciano una enorme manta blanca en irónico suceso nos arrebata el calor.

He salido afuera con media docena de cobijas encima, he sentido el peso de una mirada y vuelto el rostro hacia arriba. Era Orión que desde siempre me vigila, con su maza imponente permanece inmóvil mientras yo le observo como todas las noches en que la niebla lo permite. El cielo está tan estrellado que amenaza derrumbarse sobre mi cabeza. Silencio. Oscuridad. Un grillito canta su suave melodía. Y mi corazón, fundiendo el hielo, le acompaña con su latir.

Un comentario sobre “Invernal”

  1. Oríón, El Cazador de la esfera celestial, te ha inspirado… y se nota en tu texto una ímpresionante emoción que mezcla sentido con naturaleza invernal. Tus palabras dan calor suficiente a un corazón que observa… observa… y saca una brillante melodía de grillos cantando en la oscuridad. Muy bueno.

Deja una respuesta