Amiga Carolina: observo por un comentario tuyo hecho sobre mi texto referido a Rilke que eres una gran captadora de la poesía y que, en particular, sabes apreciar la poesía de los autores alemanes. Estoy totalmente de acuerdo contigo en cuanto a que Rainer María Rilke (que por otra parte es también pasión para Grekosay) es quizás el mejor poeta de la lengua alemana de todos los tiempos. Sobre Rilke ya hemos escrito algunas veces en Vorem y los que lo hemos hecho así lo hemos llegado a clasificar. Pero, por supuesto, que a su misma altura hay grandes genios como Goethe (salvando distancias histórico sociales), Hugo von Hofmensthal y Heinrich Heine (como tú muy bien señalas).
Ahora bien, no nos dejemos en el tintero la gran categoría que alcanzan poetas alemanes como Novalis, Friedrich Schiller, Schlegel, Else Lasker-Schuler, Stefan George y los más cercanos a nosotros como Paul Celan y Nelly Sachs. Porque dentro de la poesía alemana hay que reconocer que existen verdaderos templos literarios en algunos de sus autores.
Y es que, de toda la vida, incluso desde antes de la irrupción volcánica del romanticismo nacionalista, existe siempre en los poetas de habla alemana una especie de morfogénesis recogiendo un cierto patetismo que es condición de su capacidad autocrítica. La capacidad autocrítica tan propia del espíritu lírico alemán.
Porque los poetas de lengua alemana siempre tienen una conciencia acentuada por la urgente búsqueda del conocimiento propia de todos ellos. Estos poetas (desde la época medieval hasta nuestros días) han seguido una línea continuada de visiones místicas que toman formas fisiológicas ya que han estado buscando sin parar las “realidades” intensificadas, como producto de sus necesidades genéticas por hallar principios absolutos de dichas “realidades”.
Para los poetas alemanes el concepto siempre es lírico así como la materia prima que utilizan para encontrar dichos conceptos. De ahí su elevada habilidad para interaccionar en el mundo literario a través del proverbio, la alegoría y hasta el mito. Esto los convierte en mecanicistas ocultándose en las musicalidades exasperadas. Llegan, por lo tanto, en esa búsqueda continua, a la desrealización de las verdades absolutas y tienden, debido a su inconmensurable abstraccionismo, a expresarse a golpe de impulsos donde se ven siempre elementos mediáticos y líricos de profundidad sin límites. Son los mejores autores de la poesía alemana siempre excelsos en su grandeza de abismos fonéticos, que refinan el arte incluso popular y que suelen saltar del lirismo más puro a la sátira más contundente.
Podríamos estar páginas enteras tratando sobre las características de los poetas alemanes y su espíritu de profundo lirismo pero lo dejo aquí; dedicándote este pequeño poemita de Heinrich Heine (uno de los destacados por ti), titulado Mi alma se parece al mar…
Mi alma se parece al mar:
tiene olas y tempestades;
pero en sus profundidades
muchas perlas se han de hallar.
(traducido al castellano por Guillermo Matta).
Un beso, Carolina… y muchas gracias… muchas gracias… por tus comentarios tan sinceros e inteligentes.
!excelente, Diesel!. !Excelente tu visión!. Concuerdo con ella en todo. Los poetas alemanes, sean románticos o sean expresionistas, poseen ese espíritu que tú tan acertadamente has expuesto.