Otra centella brilló y el ruido desencadeno fracturó el aire.
Todos los músculos del cuerpo de ella se estremecieron y se convulsionaron.
El trueno se había convertido en una vibración sorda que aún resonaba.
Él dibujo el contorno de su sien, con dedos ligeros,
con la manera firme en la que la tenia abrazada.
Aquellas palabras iban dirigidas tanto a él como a sí misma,
por que el no la retenía contra su voluntad.
Encontró la candela justo bajo sus pies pero no tenia forma de encenderla.
Los rayos, lejanos , una iluminación aunque inútil;
La temblorosa luz de la llamas, cruzó la habitación,
Y acercó la vela a los carbones para encenderla. Ahora podrás ver el camino.
La miro por encima de la llama, la luz de las velas ilumino su rostro.