¡ Qué día tan rico! Dice Mamen tirándose en la toalla.
Yo ya me muero de calor.
Me pongo un poco de crema, la justísima, vaya pringue y me tumbo.
Ciero los ojos y siento, escucho. El suave ruido de las olas del mar. Unos niños haciendo castillos de arena. Una gaviota pasa por encima de mí. Abro los ojos y ahí sigue Mamen frota que frota, el de la tele se equivocó cuando dijo que el frotar se iba a acabar. Ni mil prontos juntos podrían dejar el brillo que tiene Mamen en su cuerpo.
Yo ya no puedo parar. Un rayo me va directo al corazón y me palpita a 2000 por hora, por la pierna me sube un bichejo, no, sólo es arena que los niños tiran encima de mí. No aguanto mássss.
¿ Vamos al agua Mamen?
– Chica, espera que me caliente un poco.
¿ Calentarte? Si ya empiezas a echar humo.
– Ya estás dice torciendo el morro, abre el ojillo, echa una miradita alrrededor y dice:
_ Mira que bueno está ese tío
Lo miro y le digo:
– A mí no me parece que esté bueno.
– No, estará más bueno Luis, dice mirándome sin verme.
-Deja en paz a Luis, que te veo venir y me voy a darme un baño.
– Chica, qué agobiante que éres, y se da la vuelta en la toalla. Yo ya no sé si pasar de ella o echarle un poquito de sal.
Qué buena está el agua, esto si es disfrutar.
Nado y nado hacia mar adentro, no muchas veces puedo disfrutar de esta sensación tan maravillosa, me siento un pez. Doña prudencia me dá un toque de atención y doy media vuelta.
Juego con las olas, las rompo, las salto, me siento en la orilla, dibujo bonitos corazones para que el agua se los lleve hacia la profundidad, quizás mi inicial esta vez llegue algún perdido pirata y me rescate.
Mis manos están completamente arrugadas, mis labios morados , vuelvo a la toalla, Mamen está en la misma posición en que la dejé.
– Mamen, estás dormida? No veas lo rica que está el agua, ande date un baño.
Mamen levanta la cabeza, me mira con la cara descompuesta y dice:
– Chica, contigo no se puede venir a la playa, eres un culo inquieto.
– Sí, Mamen, sí, lo que tu digas. Cojemos las toallas y levantamos campamento.
Un abrazo. Alaia
!Se nota el calor en tu relato!. A medida que lo leo (me gusta como está escrito) siento deseos de pegarme un baño en la playa. Muy buena descripción la del sol y los reflejos en la piel humana. Me he distraído y he gozado de una lectura sencilla pero muy agradable. Un abrazo.
A mi también me apetece bañarme con tu texto Alaia…
un abrazo