Acaba de salir mi jefe de la sala en la que trabajo, hemos estado más de una hora hablando sobre la vida…y la muerte, sobre la existencia…
He conocido a muy pocas personas en mi vida como Félix. Hoy, como algunas otras veces, me ha emocionado, así que dejo que mi emoción aflore…y repienso cada frase, y os escribo.
La conversación ha sido tan intensa, hemos hablado de los posicionamientos de algunos autores, como Camus, Ortega, Sábato, etc. (lejos, desde luego, de ser una conversación académica o similar), sin duda, lo más interesante han sido las lecciones vitales, las anécdotas, como siempre…
Como ocurre a menudo, nos subimos al tren hablando de la naturaleza, hoy el papel central lo han ocupado las vacas (desde fuera es de risa, jajajajajaja), y su forma de estar en el mundo (ahora me da la risa, jajajajajaja). Poco a poco el tema gira…llegamos a la temporalidad de la vida, que, como la flor de heno, fue ayer y hoy se seca. Lo importante es ser conscientes de esto para disfrutarla al máximo. Nos detenemos en la lucidez, la verdad de las cosas esenciales o “existenciales” de la vida, y en lo difícil en ocasiones de mantener la paz y dejarse ir en la vida desde esa posición.
Hacemos una parada en el tema del duelo, y en cómo a veces el duelo te hace más consciente o te recuerda lo fundamental de la vida (las personas que hemos pasado duelos, especialmente con las pérdidas de seres queridos allegados, sabemos de qué habla), las inmensidad dificultades y preocupaciones cotidianas que nos hacen sufrir tanto dejan de ser importantes en esos momentos, y qué bueno sería también que lo dejasen de ser en muchos otros…
El viaje continua por del tema de los reinos, si, en este mundo en que consideramos a menudo al ser humano tan lejos de los animales, podríamos hablar del reino humano y el reino animal. A veces, en el duelo, nos negamos o no somos capaces de vivir y soportar el reino humano, así que Félix propone que tratemos de dejarnos ir al reino animal, de hacer las cosas que hacen otros animales, pasear, tomar el sol, etc., incluso volverse mineral en un momento dado, volvernos opacos y duros sólo un instante para resistir la tempestad…, hasta que podamos volver a nuestro reino (si son posibles las distinciones…), ya que no podemos olvidarnos de que, desde nuestra perspectiva (occidental), hemos de pensarnos como humanos
Desde nuestro vagón, tratamos de, a pesar de no alejarnos del sentido de la vida, disfrutar de cada instante, un señora de setenta y algún años nos decía el otro día que, a ella que le habían dicho que “la otra vida” era eterna, no quería morir, porque tenía que aprovechar ésta, que sabía que no lo era. Desde luego, para los que creen en la otra vida como para los que no, esta señora manda un mensaje vitalista fundamental, al menos, en mi vida…
Bueno, creo que por hoy no os cuento más, seguiré compartiendo lo que me enriquezco con Félix con vosotros…, me quedo pensando…y sintiendo el agradable paseo en tren que acabo de dar.
Un abrazo
Me haces sonreír, Noelia… y recordar… que un día en una pradera suiza a donde me había llevado mi mochila junto con la de Elena, Julio y José Luis (tres amistades de juventud)también hablamos de la vida… y de la muerte… contemplando a una vaca pastar en el inmenso verde pastizal. Era cerca de Ginebra pero lejos del mundo humano y en medio de árboles y vacas pudimos sentirnos vegetales y hasta minerales para quedarnos a experimentar, mientras hablábamos del sentido de la vida humana, más allá de reflexiones pensadas. Fueron expresiones tan espontáneas como las que tú expones en esta bella página de tu diario. Diario vivir, Noelia, y entre risas y sonrisas siempre quedan cuajados los minutos de esas emociones intensas que nos hacen sentir naturaleza viva. Hasta que la muerte separe la materia del espíritu es importante decir lo que la ancianita de tu relato: ser conscientes de poder disfrutar al máximo el diálogo con los reinos de este mundo. Dentro de unas horas me subo yo también al tren. Viajo hacia Andorra… para sentir la frescura de momentos tan vívidos y enternecedores como los que tú expones en estas conversaciones. Me acompañan Liliana y nuestros amigos Miriam y Jesís. Espero poder contar también con ocasiones propias para sentir… !Un beso, Noelia! y gracias por el buen momento que me haces pasar al leerte.
Un amigo es una persona con la que se puede pensar en voz alta (de Ralph Waldo Emerson). Tu conversaciones… que expresas en este diario tan personal es una muestra de ello. !Y qué felices momentos pasamos hablando de lo trascendente mientras viajamos silenciosamente a través de la vida!. Me gustó tu manera de exponer ese diálogo ameno entre Félix y tú. Un abrazo, compañera.