Traía la noche envuelta en su refugio
de destino callado y somnoliento
y una estrella fugaz en su pensamiento
cruzaba el espacio de todos los sueños.
Era una vida penetrante y rauda
entrando como sombra en equilibrio
y más allá de todos sus misterios
había un límite para su cuerpo.
Era, por decir su nombre,
un ser en medio de la niebla.
Ese ser poético que se abre en el fugaz destello luminoso de la niebla. Me llama la atención el toque de sueño que le das al poema…