Era una noche típicamente otoñal, el viento y la lluvia dejaban paso a un frío que ya anunciaba la llegada de un invierno inminente.
Yo estaba como siempre en la habitación que me corresponde en mi piso compartido, o como me gustaba llamarla, “mi espacio”.
Todo estaba en calma, mi vaso de leche, mi cenicero, mi paquete de tabaco a mano y el ordenador encendido, a pesar de que me encanta salir disfruto la soledad y últimamente más, las malas experiencias me habían vuelto una persona más huraña.
Me disponía a encender uno de los muchos cigarros que me fumaría esa noche, cuando me sonó el móvil, lo miré y al ver un teléfono oculto quité el sonido y no hice el menor caso, pensé en aquella chica con la que solía hablar por Internet, pero que sus mentiras me echaron para atrás a la hora de conocerla en persona, era una falta más de confianza hacia la gente, otra más.
Seguí a lo mío, navegando por buscadores de coches esperando encontrar el deportivo que desde ya hacía un tiempo tanto ansiaba, era una de las pocas aficiones que tenía por aquel entonces. De pronto el sonido de un correo entrante distrajo de nuevo mi atención, la dirección del remitente era desconocida para mi, y el asunto era simple y llamativo: “Ayuda”, abrí el mensaje pero sólo era otra vez la misma palabra, me decidí a responderlo con una simple pregunta: “quién eres?”. Era la curiosidad, que en su día me dio alegrías y tristezas a partes iguales, la que me llevó a responder. A los pocos minutos un correo en inglés me confirmaba que el mensaje no pudo llegar a su destinatario. “Que le den” pensé enseguida y volví a mis tareas de búsqueda sin pestañear.
Era tarde y aún seguía lloviendo, aunque no fue motivo para que el insomnio y el aburrimiento me llevaran a ponerme ropa de calle y decidirme a coger las llaves del coche y el paquete de tabaco para dar una vuelta por la zona. Estos “paseos” eran una constante cuando estaba con ella, no necesitábamos hablar, los faros del coche, la música y las repetidas miradas furtivas, eran todo lo que yo necesitaba. Ahora ponía en marcha el coche y miraba el asiento del acompañante esperando encontrarla, pero todas las noches igual, sólo como siempre.
Antes de bajar las escaleras dejé el ordenador encendido como siempre, bajando alguna de esas películas antiguas que tan difíciles son de encontrar en las tiendas.
Bajé las escaleras y fui a parar a la calle, puse el motor en marcha y salí a mi encuentro con la noche, me extrañó ver al rato dos coches patrulla con los rotativos encendidos en dirección contraria a la mía a bastante velocidad. “Seguro que es un accidente o una pelea, esta ciudad está cada vez más podrida”, dije esperando que alguien pudiera oírme aun sabiendo que nadie lo haría.
La carretera pasaba aprisa, las canciones de los años dorados del rock animaban mi trayecto y decidí que ya era la hora de volver al piso.
Mis compañeros dormían y no había nadie por la calle, el único ruido del ordenador rompía el silencio típico de aquellas horas. Mientras me cambiaba de ropa me quedé petrificado viendo el monitor, me mostraba una lista con el mismo mensaje de antes: “Ayuda” repetido una y otra vez, maldije por haber abierto el correo que contenía un virus y pensando en repararlo al día siguiente conecté la radio y me metí en la cama.
Al día siguiente me desperté no muy tarde, me acerqué a la cafetería de siempre para poder desayunar y leer el periódico deportivo o algo que me amenizara la mañana, cuando llegué me saludó la camarera como siempre y me dijo que leyera el periódico local que había una noticia impactante:
-“Hallado el cadáver de una chica de 23 años en un piso de estudiantes”.
Leí perplejo el titular y una vez me sirvieron el café continué leyendo las páginas interiores para saber qué había pasado.
-“Alrededor de las 4 de la mañana en nuestra ciudad se ha hallado en su piso de la calle España el cadáver de una adolescente de 23 años. La chica se hallaba delante de su ordenador cuando el asaltante desconocido la agredió por la espalda, la cerradura estaba forzada y el piso en ese momento se encontraba solamente ocupado por la difunta, se espera el informe de los peritos policiales”.
Lo único que hacía esa noticia era darme la razón, esta ciudad está cada vez peor, “cuanto antes me vaya de aquí mejor”, pensé.
Al llegar de nuevo al piso, y mientras esperaba a mi compañero para ir a dar una vuelta, encendí el ordenador para ver si alguno de los vendedores de coches habían dado con mis ofertas y tenían alguna valoración al respecto. En lugar de eso encontré un nuevo correo, esta vez el asunto era claro: “sabes lo que pasó”. Decidí abrirlo no sin antes cerciorarme de que estaba libre de virus. Una vez abierto vi que el mensaje se componía de dos imágenes y un texto:
– “Ayer murió alguien, estaba contagiada por el virus, ahora el contagiado eres tú, es un juego muy simple, encuentra a las dos chicas de la foto, la primera morirá mañana a las 00:00, la segunda después de ti, tienes sus direcciones de correo, es muy fácil, una vez las encuentres utiliza tu imaginación”.
PD: Si os sigue interesando publicaré la segunda y la tercera parte, Un saludo
¡Oye!, esta bastante bien, tu forma de narrar no me parece muy especial pero tienes madera para escribir algo negro. ¿Las otras partes ya las tenias hechas o las haces ahora? En fin, ya tengo algo por lo que esperar. Publicalo cuando puedas. Un saludo
Si te sirve mi comentario a mí me atrapó tu historia. Tiene intriga y es muy interesante. Soy de los que te piden que la continúes. Hay toda una gran baraja de posibilidades de desarrollo. Está escrito el relato con buena factura y me parece muy interesante saber cual va a ser el final. Adelante, Rubén.
Al empezar a leer el texto creía que estabas contando una historia tuya… (igual es así en algo), asi que puedes suponer que no imaginaba el desarrollo posterior ni la forma de terminar esta primera parte. Me deja pensando, en las cosas que pudieron ser y no fueron, en las señales a las que no atendemos, a los mensajes interpretados…, en fin, que espero esa segunda parte, una tercera…, un abrazo Rubén
Bueno con este comentario espero responderos a todos.
En primer lugar gracias por pedirme que continúe, con sólo una persona que me lo hubiera pedido lo habría hecho así que lo haré. Tengo la tercera parte escrita pero me falta una segunda con la que enlazar las dos, así que en un par de días espero terminar.
Decir lógicamente que es casi todo inventado, sobre un escenario real.
De nuevo muchas gracias, un saludo
Hola Rubén:
No quiero quedarme sin animarte a que continues el relato,
tienes muchas posibilidades sin caer en un capitulo de csi al uso.
Estoy intrigada, eso es la mejor señal no?
Espero con atención tu proxima entrega.
R.