¿Te acuerdas?

Playa 2007. Hoy ha llegado ya el calor a las costas mediterráneas así que Liliana y yo hemos decidido sumarnos a la visita a las playas del Mar Menor aceptando la invitación de Miriam y Jesús. En San Pedro del Pinatar hemos preparado una paella valenciana en base a arroz, distintas carnes y pescados, mariscos, caracoles y verduras. Después, bajo las sombrillas y tras habernos bañado largamente en el mar, nos ha llegado la hora de los recuerdos. De cuando aún éramos unos jovencillos quinceañeros que andábamos descubriendo el misterio suprahistórico de las relaciones entre chicos y chicas. Estábamos en aquellos entonces dispuestos a descubrir nuestras sinceridades en aquella incipiente localidad de Gandía…

Era cuando se nos erizaba el ánimo a la hora de debatir sobre las funciones masculinas y femeninas que deberían llevarnos a transformar el mundo en un futuro que se nos antojaba plenamente moderno. Salir del blanco y negro para introducirnos plenamente en el color. Y… ¡cómo no!… estábamos dispuestos a dar nuevas valoraciones a las relaciones sentimentales y sexuales entre los hombres y las mujeres. Por todo ello y por mucho más, nuestros padres y abuelos nos llamaban jóvenes rebeldes. Y todo porque pertenecíamos a una generación que deseaba cambiar la historia con tal de no sucumbir a los ataques y contraataques de las fuerzas reaccionarias.

Ahora, en el año 2007, los cuatro recordamos aquellos años de lucha vivencial, aquellos años de juventud envuelta en nuevas formas de entender las relaciones interpareja, aquellos años en que los bañadores largos habían dado paso a los bikinis amarillos y bañadores cortos de color azul y, sin teléfono móvil a cuestas, nos obligábamos a ser nuevos ciudadanos aprendices de lecciones llegadas del exterior. Sentados bajo la sombrilla, ahora, jugando una partida de mus, estamos convencidos de que cumplimos una función determinante y que nuestros conceptos de vida, a pesar de fallas y errores, eran acertados en el núcleo principal de sus propuestas. Está a punto de llegar el verano de 2007. Los cursos escolares están terminando para nuestros hijos, y recordamos las tortillas de patatas en el tupperware y las caseras de naranja o de limón en las neveras portátiles que regalaba Coca-Cola. Eran épocas de guateques con radio, comediscos o Junke Box irradiando los éxitos del verano que iban desde un rayo de sol hasta cuando salga la luna…

De pronto dejamos de jugar la partida y nos quedamos los cuatro pensativos. Nos miramos limpiamente a los ojos y sentimos los mismos deseos de ser alegres que cuando cantábamos aquello de que la juventud yeyé sabe lo que quiere y sabe a dónde va. Si. Sabíamos lo que queríamos. Pero el saber a dónde vamos depende de muchas circunstancias ajenas a nuestros propósitos. A nivel individual los cuatro que estamos ahora aquí, en la playa de San Pedro, comiendo paella valenciana y recordando la tortilla de patatas y las caseras de naranja o limón, estamos convencidos de que fuimos fieles a nuestros principios. Lo que sucede es que a la hora de hablar de principios y de fundamentos cada generación humana posee sus propias lecturas. Por eso sabemos que nuestros hijos, que muy pronto entrarán a formar parte del nuevo círculo social de los adultos, tienen sus propios sueños y sus búsquedas innovadoras. Y lo mismo que cuándo nosotros pedíamos comprensión y sobre todo libertad, sabemos que ellos nos piden ahora comprensión y confianza.

Recordamos aquellos años de luchas por conquistar un nuevo espacio y un nuevo lugar. Cuando tuvimos que derribar el régimen de los trajes grises y las faldas negras por un mundo de color. Fuera las corbatas y los corsés. Ahora somos libres para decir a nuestros hijos que el camino de la liberación personal parte siempre de una lucha mantenida. Y ellos y nosotros podemos hablar. ..

2 comentarios sobre “¿Te acuerdas?”

  1. La vida, menos mal que llegó el color, pero como muy dices, en cualquier momento, la vida gira en torno a la lucha, luchas diferentes, pero siempre ahí, no podemos evitar ser humanos, un abrazo Diesel

  2. Fue en ese cine, ¿te acuerdas?
    En una mañana al Este del Eden,
    James Dean tiraba piedras
    a una casa blanca, entonces
    te besé…
    L.E.Aute
    ¿Si me acuerdo? Por supuesto que me acuerdo. Todos tenemos nuestras propias luchas y nuestros propios duelos. Y aún seguimos en la revolución permanente.

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