A LOS COMPAÑEROS DE VOREM

Tal vez tenga que pedir disculpas por esto cuando sea mas grande. por ahora se ser asi, a lo bruto, me mando como un caballo. y bien de frente.
cuando entre en este sitio, muy posible me equivoque, lo hice pensando que era diferente a los demas, que era un espacio donde compartir, y crecer con el intercambio de encuentros y a veces porque no, tambien de desencuentros.
me decepcione mucho, al verificar lo mismo que en otros lugares. una debil apariencia que rompe con el papel de cada uno…
me dio la misma sensacion que esos chats, cuando intentas entrar en uno que no te conoce nadie, y te preguntan quien eres, a las dos horas, y vuelven cada uno a su bola con su rollo enseguida. creo que no llegan a leer tu nombre.
diran vorem no te obliga a estar aca si no te gusta, es cierto claro, pero creo que eso no es el objetivo…
y yo la verdad deseo mucho que alguien manifieste algo diferente a lo que pienso, conocer el cristal de otro, me encantaria.
un abrazo a todos, Mary Corbo.

3 comentarios sobre “A LOS COMPAÑEROS DE VOREM”

  1. Saludos:
    Vorem es un espacio fluyente. Lo que destaca, lo que imprime fuerza a Vorem es “lo escrito”. Al igual que en una librería, el autor no aparece. Cabe la crítica, el comentario, ese saber ponerte en contacto con quien crees haber conectado…y decir, expresar, sentir lo que realmente sientes. Vorem no se limita a ser un “chat”, porque aquí…somos tan reales que nos vamos creando con cada texrto que aportamos. La diferencia, amiga mía, consiste en construir tu ser y tu sentir desde lo que escribes, jamás en un duelo dialéctico con sombra alguna. Un saludo.

  2. Vorem, sentimientos, opiniones, compartir, realidades, cuentos, reflexiones. Son palabras que me vienen a la mente al hablar de vorem. Visité muchos lugares antes de este, al entrar, el sentimiento de una persona en un texto me cautivo, ese compartir, el poder comentar y la simplicidad (como las letras) con la que se maneja la página, crearon un sentimiento entrañable hacia esta página y a los miembros que día a día leo y conozco, que forman parte de esta “suprema invisibilidad”. No nadie obliga, es cierto. “Dejar de escribir es dejar de ser quien soy, es dejar de vivir”. Saludo Mary

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