¿Para qué?

Madeline ya había estado antes detenida.
Desde pequeña quien la veía ser como era, la detenía.
Decían: ¡Detente! (Con voz enérgica y autoritaria)
No debes, no puedes, no has, no vayas a…

De haber tenido razones para entenderlo
Madeline lo hubiera hecho,
pero para tenerlas primero tenia que comprenderlas.
Se decía: ¡Piensa! (Con su mente vehemente)
No lo entiendo; soy tonta, tonta, tonta…
a veces se golpeaba, otras se dejaba golpear.

Sería así como se tenía que hacer.
Realmente no le parecía apropiada la manera de hacer las cosas,
no le parecía apropiada ninguna de ellas, tantas maneras.
“No, así no se hace, no así no se dice, no así no…”
no le parecían apropiadas porque nunca estaban bien realizadas.
Las maneras eran complicadas.

Sin razón, sin emoción, sin corazón,
Es la reacción, una nueva lección
… sería así como se hace,
la manera de hacerlo mejor.

En una de tantas ocasiones,
se encontró cerca de la realización.
Para una niña la realización no es igual que para alguien mayor.
Ella personalmente, deseaba perseguir a esa abeja
que le había estado dando vueltas a la cabeza
y decidida fue detrás de ella.
Con la vista fija en el aire improvisaba movimientos fríamente calculados.
Tarde o temprano algo acabaría pasando.

Madeline estuvo a punto de encontrarlo,
Una niña de siete años que sin pensar se lanzó
Sin pensar para qué, quería agarrar la realidad.
Al punto de conseguirlo sintió una quemazón
Y una enérgica voz que la reprendió
NO DEBES NO PUEDES NO HAS NO VAYAS A
Esas no eran formas, quizás ya lo encontró.

3 comentarios sobre “¿Para qué?”

  1. Hemos crecido en el mundo del no. Nos cortaron tantas plumas de nuestras alas que ahora se hace muy dificil volar. Poco a poco nos vamos limpiando, nosotros mismos, porque sabemos que el no es muy poco apropiado cuando debería ser un sí. Nuestros hijos serán más libres ,más seguros. Saludos. Alaia

  2. Por lo que he observado las intenciones de muchas personas se enredan entre las patas de los motivos impuestos. La confusión y el desconcierto al pensar que estamos equivocados tantas veces, por que alguién no quiere aceptar que en nuestra verdad lo estamos viendo.

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