Rumor. Rumor difuso de arboledas
tranasparentes en el curso de las flores,
mil especies de pétalos y olores
tejidos en la araña de las sedas.
En el horizonte las alondras quedas
vuelan lentamente por los corredores
y orlan en las rutas de los andadores
las suaves huellas de pequeñas piedras.
Mientras tanto el sueño de los girasoles
yace dormido entre los resplandores
de la tarde fúlgida que alumbra
y una luz henchida de arreboles
profundiza el alma de los ruiseñores
mientras sigo andando hacia la penumbra.
Me gusta la melodía que acompaña a ese bosque, quien tuviera tus ojos y tus palabras para ser poeta.
Permíteme, poeta artista, imaginarme que estoy en la arboleda, que veo volar a las alondras mientras me anego de girasoles amarillos y el camino está lleno de pequeña piedrecitas donde se reflejan los últimos rayos del sol. Permíteme, diesel, tomar tu poema y hacerlo mío. Y ser yo esa persona que anda hacia la noche escuchando el alma de los ruiseñores. !Simplemente fantástico!.