me dices que me quieres y que me adoras,
que tu amor es inmenso como los mares
y puro como el brillo de las auroras;
que mis pesares
te inspiras tan acerbosy hondos quebrantos,
como le hiel que brotan mis tristes cantos.
Y sin embargo, que te da miedo
mi palidez de muerto cuando te miro;
como sé que me doras, decierte puedo
que hay un vampiro
que en las noches oscuras llega a mi alcoba
y con su yerto labio mi sangre roba.
me dices a menudo, con ojos graves,
que te hiela mi mano huesosa y fria;
¡ay! ¡cómo no ha de helarte! ¿luego no sabes,
hermosa mía,
que al extender su noche su negro manto
me la estrecha un cadáver del campo santo?
una muerta quien hace poco llore,
olvide por tus gracias y tus amores;
una muerta que llora mis desengaños;
y en los rumores
de los vientos que vagan estremesidos,
me mandan sus reproches y sus gemidos.
es ella la que viene por monte y llano
a beber en la sombra mi sangre ardiente
y al oprimir esta seca y helada mano.
niña inocente;
de cabellera rubia y ojos hermosos;
¡los celos de los muertos…….. son espantosos!.