Cuando perdió el primer peón no le dio ninguna clase de importancia; ni cuando perdió el segundo ni el tercero… pero comenzó a preocuparse cuando, de repente, en dos jugadas seguidas perdió un caballo y un alfil. Pero Teterioukin era siempre así, un jugador de ajedrez enigmático que nunca jamás borraba la sonrisa de su rostro. Una sonrisa de triunfador. El problema fue cuando perdió, de manera seguida, el segundo de sus caballos y un cuarto peón…
A Teterioukin se le conocía, por su forma de jugar al ajedrez tan de manera anárquica, como “el Bakunin de la FIDE”. Y es que, para más “inri” había nacido en el mismo pueblo (Priamujino, en el departamento de Tver, al noroeste de Moscú) que el célebre Mijail Bakunin.
Pero Teterioukin era más conocido, entre los jóvenes aficionados ajedrecistas, como “Teté”… cariñoso apelativo con el que le bautizaron las quinceañeras brasileñas cuando, inesperadamente, ganó el Torneo de Sao Paulo de este mismo año de 2007. Pero ahora esto es Helsinki y su rival es, nada más y nada menos, que el campeón mundial, el búlgaro Vesalin Topalov que ocupa el lugar número 1 en el ranking de la FIDE, con la friolera de 2.813 puntos ELO.
La cosa está mal, verdaderamente mal, para el ácrata “Teté” porque Topalov está realizando un verdadero “paseo militar” ayudado por la estrambótica manera de jugar de Teterioukin que más que el ganador del famoso torneo de Sao Paulo parece, hoy, jugar como un párvulo de una pequeña y perdida aldeíta siberiana.Y los aficionados que siguen la partida con sumo interés están sorprendidos y enfadados.
¿Esto es “Teté”?… se preguntan los unos a los otros con las miradas circunflejas. ¡Esto es una payasada indigna! Se responden los unos a los otros con las mismas miradas. Lo extraño es que “Teté” no parece darle importancia y sigue con su rubia sonrisa de bebé satisfecho. Las quinceañeras brasileñas que se han desplazado hasta Helsinki para admirar a su pequeño y nuevo ídolo están también sorprendidas. ¿Qé le pasa a “Teté”?.
La partida sigue su esdrújulo desarrollo y llega un momento en que Teterioukin pierde hasta la reina y la última torre que le quedaba. Ahora si está verdaderamente aterrado cuando observa el tablero. Sobre él sólo le queda el Rey y el rival cuenta con 7 piezas: 2 peones a punto de coronar, una Torre, un Alfil, un Caballo, la Reina y, por supuesto, el Rey. El próximo movimiento es Jaque Mate sin ninguna clase de remedio.
Entonces es cuando todo el mundo queda atónito de asombro. “Teté”, sin perder la sonrisa, y con un aplomo digno de campeón de campeones se dirige a Topalov y le ofrece tablas…
-Maestro, le ofrezco un empate… ¿qué le parece si acordamos unas amistosas tablas?.
Topalov queda patidifuso. No responde de inmediato porque no sabe si le están tomando el pelo o “Teté” es un demente salido del psiquiátrico de San Petersburgo.
El caso es que al juez de partida, el juez que controla la mesa, le entra un inopinado e inesperado ataque de risa…
-¡ja ja ja ja ja!… ¡¡Ja Ja Ja Ja Ja!!… ¡¡¡JA JA JA JA JA!!!.
Y dicen las crónicas de Sucesos que la partida no la perdió el pícaro “Teté” porque fue declarada nula e inconclusa ya que al juez de partida tuvieron que llevárselo urgentemente al hospital porque no terminaba nunca de reír y no pudo filmar el Acta. Ahora está siendo atendido en la UVI y parece que va a ser internado en una Sala del Hospital Psiquiátrico de Helsinki mientras “Teté” permanece invicto y va a ser invitado al Torneo de Linares.
Je,je… sí que resulta pícaro el tal “Teté”. Verdaderamente tu cuento tiene sustancia “kafkiana”, sobre todo por la filosofía de un ser que pasa por la vida como una sonrisa llena de sombra y artimañas suficientes como para ganar en Sao Paulo (a pesar de su ignorancia ajedrecista), quedar invicto en Helsinki y ser inviado de honor a Linares. !Verdaderamente kafkiano!. Me interesó mucho el cuento porque no me esperaba el final de la risa del juez. Kafkiano… puramente kafkiano… Diesel.