Llegó el Infierno. Como siempre que nos visitan los diablos del verano ardiente la Tierra arde por los cuatro costados. Es verdad que la gran mayoría de los incendios que asolan la corteza terrestre son producidos por causa del sol ardiente, pero también hay casos (bastantes pues se dice que son el 10 por ciento de un total de varios miles al mes) en que los producen seres humanos que poco tienen de humanos y que también se dudan que sean seres. En este sentido, en relación con estos innombrables sujetos, trascribo textualmente lo que mi admirado columnista Manuel Alcántara publicó hace unos días en el diario “La Verdad”. He aquí el texto que sirve como reflexión del día.
“Sigue andando por los campos, errante, la sombra de Caín, pero el incendiario éste es un plusmarquista: otros aspiran a quemar una finca y él deseaba quemar una isla. El fuego que consume Gran Canaria ha obligado a evacuar a miles de personas y a movilizar al Ejército. Hay 20.000 hectáreas arrasadas y 60 casas destruidas. El causante del inmenso destrozo trabajaba como vigilante forestal, puesto que no tiene las mismas funciones que un agente federal, pero tenía una caja de cerillas.
En las fotos sale el arboricida tapándose la cara, no porque se le caiga de vergüenza, sino para que no le conozcan, después de haberse dado a conocer como el mayor asesino en serie de nuestros hermanos vegetales de la historia de España. Por el fragmento de rostro que se le ve no es temerario conjeturar que se trata de un retrasado mental. No, quizá, hasta el punto de que ignorase las consecuencias ecológicas que tendría su acción. Parece que lo que quería el desalmado pirómano era alargar su contrato y dedujo que lo mejor para eso era que no le faltara trabajo. Ahora lo va a hacer fijo en la cárcel.
Si le dieran alguna vez un permiso por buena conducta, no duraría nada en la calle. La venganza no siempre se come fría: también puede degustarse a la brasa. Vuelta y vuelta. ¿Qué se hace con este imbécil, mixto de canalla, que ha dejado, por muchos años, “manca a la brisa”, sin domicilio a los pájaros y sin sombra y sin paisaje a muchos habitantes de la hermosa isla?. La pena que se le imponga nunca será superior a la pena que ha causad, pero quizá no sea inoportuno preguntarse quién le colocó, con un contrato precario, como vigilante forestal. ¿Qué se exige para que alguien desempeñe, aunque sea eventualmente, un puesto así?. ¿Se puede contratar a Herodes en una guardería?. Algún responsable anda por ahí. Escondido detrás de uno de los pocos árboles que se ha librado del fuego”.
Es cierto. ¿Cómo se puede contratar a Herodes para cuidar de una guardería?. Eso es lo mismo que colocar a Hitler como director de una residencia de hebreos… o a Bin Laden ponerle como vigilante de una bomba nuclear.. Alguien está escondido detrás del único árbol que queda y ese alguien tendrá que dar la cara.