No todo es doliente, como un viento que pasa y mece, como un día frío donde llueve, como el alma escrita en las ramas de un árbol al sembrar las raíces. Como ser vivo en vida, como alegre cantar que susurra tu brisa, arrastrándome al mar, entre olas de su melodía; como andar sonriente por la melancolía…
No todo es doliente, cuando el amor no mece. No todo fuego quema la rama, pues si ésta alta se encuentra su mano es corta y no llega.
No todo es doliente en abril sin rosas, como ver el mar rompiéndose en olas, como el latir de un bebe al nacer –y llora…-, como un dolor olvidado que se demora…
No todo es duele niña, no todo es doliente. Cierra los ojos y abre el alma, el cielo, la lluvia, el amor, la vida… todo pasa.
2 comentarios sobre “Dolor en el viento que se escapa.”
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No, afortunadamente no todo es doliente. Aunque con los años las ilusiones menguan, siempre queda un rescoldo que se aviva mirando a los demás, deseando que ellos no pierdan las suyas…
Me ha gustado mucho tu poema, alienta ver cómo alientas a la niña.
Un abrazo, Ismael.
No todo es doliente. Es verdad. Hasta la doliente pasa deejando mecer las hojas altas. Porque más allá está la vida. Todo pasa… pero todo queda en el alma, en el cielo, en la lluvia, en el amor, en la vida… como muy bien señalas tú, amigo ismael, y volverán los abriles a tener rosas y perderlas para luego volverlas a tener. Me gusta la melancolía de tu texto porque, sobre todo, albergas emociones de sonrisa al pensar que no todo es doliente sino sintiente. Un abrazo.