UNA GRAN NOCHE

La luz tenue ambientaba el vehículo perfectamente para la situación que vivirían aquella oscura noche invernal.
Los dos hablaban sin para. De ésto… de lo otro, risas, conversaciones más y menos serias… más y menos triviales… e incluso silencios. Pero ni siquiera eran de esos silencios incómodos e interminables, si no pequeñas pausas dedicadas a acariciar con los ojos todas las partes de sus cuerpos, que casi sin darse cuenta, acrecentaban su apetito sexual.
De repente, la exuberante mulata, se acercó lentamente a él y un húmedo y pasional beso rompió el silencio, dando pie al sensual concierto que compusieron la sucesión de gemidos emitidos por ambas almas fusionadas.

Sus lenguas bailaban al son de las canciones más prohibidas. Éstas traspasaron el ánimo a las manos que alegres aunque dubitativas, pasaron a la acción. Primero las femeninas y suaves de la chica acariciaban insinuantes el tenso cuello del muchacho, cada vez más excitado. Poco a poco, se iba deslizando, abrigando con eróticas caricias su torso varonil.
La exaltación de su virilidad sorprendió al joven, incapaz de recordar cuál fue la última vez que la electricidad recorría su miembro provocándole una erección tan voluptuosa.

_ ¡ Vaya… hemos despertado a la bestia, eh pequeñín!_ dijo ella con un sensual dibujo picarón sobre su rostro. Él se encogió de hombros y acto seguido, se volvió a apresurar hacia su boca como queriendo mordisquear al mismísimo placer.
Ella no cesaba de cachear al muchacho, que a cada caricia se mostraba más receptivo y dispuesto a culminar una gran noche. ( ¡ Vamos allá ! ) se dijo conduciendo sus hambrientas manos por los vertiginosos senderos de sus turgentes senos. Su volumen, sus formas, su textura e incluso su sabor era capaz de captar con el poder de su tacto. Le hacía el amor con sólo mirarla y eso saltaba a la vista, pues mientras tocaba su cuerpo como un piano del que deseas sacar las más bellas melodías, no podia dejar de observar con extrema excitación, su rostro desencajado, con los ojos casi en blanco y esos carnosos labios entreabiertos, dejando escapar por ellos fugitivos grititos lujuriosos que se mezclaban a borbotones con una respiración desacompasada.
Poco a poco y casi sin querer, el muchacho fue despojando de sus ropas a la espectante pareja. Al desabrochar su blusa roja, cada botón golpeaba por dentro el pecho de su acompañante. Su corazón parecía latir al ritmo al que desabrochaba cada botón, y lo notaba ahí, en su garganta.
Por fin la obra al descubierto. Unos intensos momentos de adoración visual y de nuevo a la acción.

_ Te voy a vestir con mi deseo_ Le dijo acercándose despacio a ella que sonríe para invitarle a proceder. Y comenzó a besarle. Primero la boca, más tarde los lóbulos de sus orejas saltando gradualmente hasta su cuello erizado. Despacio. Con una dedicación extraordinaria. Observando placentero como lograba retorcerle el cuerpo a cada paso de su lengua por la piel. Sus pezones duros y atentos, agradecían con su rigidez los esfuerzos del amante. El ánimo inundó a la chica que agarró la herramienta que hacía tiempo se le ofrecía con impaciencia. La observó, la acarició, la besó, la lamió y la estimulo hasta casi el éxtasis.

Y lo que ocurrió a continuación… todo el mundo lo sabe, ¿ No es así ?

2 comentarios sobre “UNA GRAN NOCHE”

  1. !Bien TRIPHOP!. Muy sensual tu relato y lleno de verdades oníricas. Se llena de erotismo la palabra y se completa el círculo mágico de lo orgásmico tu relato pleno de corporeidad. Me ha gustado un montonazo.

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