Hubo un tiempo, amigo Only, en que me entretenía con mi guitarra sembrando gorriones grises en los cafés. Cantaba por las noches allá en las Américas. Había un lugar muy especial en Quito (Ecuador) llamado Café Libro. Allí nos reuníamos los humildes poetas del pueblo llano y sencillo a cantar por las madrugadas nuestros sueños de bohemia. Yo empezaba entonces a escribir en Vorem. Fue una época en que las canciones me brotaban del alma y sentía la verdad de la poesía en cada estrofa, en cada ritmo, en cada cuerda de mi guitarra. Después tuve que seguir caminando…
La pasada noche en que sentí el impulso de las estrellas fugaces llenarme de poesía el interior de mis venas, volví a tomar mi vieja guitarra, desempolvé de nostalgias y recuerdos su corazón y me abrí en medio de la noche como se abren los pétalos de las rojas amapolas antes de llegar la madrugada. Entonces canté una improvisada canción que nunca jamás había yo escuchado ni previsto en mi interior. Fue la extrema necesidad de decir al mundo allí reunido (amigos y amigas de siempre) que la voz humana nunca dejará de sonar en las conciencias de los hombres y mujeres de este planeta. Hay quienes están empeñados en destruir la belleza de los sentimientos pero cuando llegue un momento en que los hombres y mujeres se queden mudos por el temor a lo desconocido entonces cantarán los árboles, y las montañas, y los ríos, y las piedras de los caminos… hasta que los hombres y mujeres de este planeta vuelvan a llorar y a sentir sus manos unidas en un círculo completo de sorpresas y cantos.
Esa fue la más bella canción que jamás he cantado y que ahora trato siempre de llevar dentro de mi corazón para decirles a los inocentes, a los necesitados, a los más humildes… que hay siempre en nuestro interior canciones que no están escritas más que en el alma y que para trasmitírselas a los demás es necesario tomar la concienca clara de que hay que sembrar la Tierra de gorriones grises que hablen de amor y de paz.
Mañana te seguiré contando amigo Only. Un abrazo y permanece siempre fiel a tus propuestas humanas.
Tu relato me gusto mucho amigo, que seria un mundo sin música y sin poesía, y lo que se puede transmitir a los demás a trabes de ella, para mi no tendría sentido, saludos Alborjense
Es curioso que la música nos apasione tanto, siendo la más inasible e invisible de las artes.
. Las canciones de mi coraz’on que no est’an escritas, un d’ia las convertir’e en sonrisas contra la soledad el mundo.
Gracias, Diesel, suena muy bien tu canción.
Un abrazote.