_ ¿ Y eso por qué? _ Dijo el amigo impaciente por comprender.
_ Pues verás amigo mío, te lo voy a explicar para que lo entiendas perfectamente, préstame atención, merece la pena:
Porque cuando estoy con ella crezco como persona y todos los minutos, todos, son satisfactorios. Porque de vez en cuando noto, que mi compañía le hace bien a ella también y eso me hace hasta respirar mejor.
_ ¿ Y por qué te gusta tanto ? _ Insiste el amigo, con una curiosa ansiedad por comprender ese sentir tan inmenso.
_ Tranquilo amigo, lo vas a comprender, lo se. Sencillamente, verás, porque si por fuera la ves grande, fíjate bien, pues por dentro no es grande, es eterna. Porque es guapa, pero no guapa de esas bellezas sólo estéticas, superficiales. Es una belleza distinta, de esas que con sólo verla te hace sonreir sin ni siquiera percatarte de que sonríes. Porque es tierna, sensible, adorable, coherente, razonable, deliciosamente compleja, inteligente, pensante, pasional, en definitiva amigo, extraordinariamente especial.
_ ¿ Y entonces … ? _ Preguntó el amigo deseoso de una respuesta alentadora.
_ Nada.