Nos vemos tras el tamiz de todas las lluvias de todos los pueblos, de todas las ciudades, de todos los países y nos vemos en los rayos de Sol de todas las tardes de todos los Continentes. Nos vemos y nos estamos comunicando a través de todos los vasos comunicantes de la honradez y la sencilla parsimonia de las horas ajustadas al tiempo de nuestras pulsaciones: latidos unánimes y mancomunados que sirven para decir al mundo que estamos viviendo en lo profundo, en lo más profundo de este siglo OO y que, en cuánto salga la luna a pasear, nosotros estaremos otra vez cantando al alba como hacemos en todos los estadios temporales en que nos encontramos. Nos vemos en los espejos de las nubes viajeras país a país, región a región… nos vemos sin tregua y nos sentimos en la victoria de toda las pacíficas batallas con las que despertamos las ansias de vivir y de amar. Nos vemos, como os dije, en el pleamar de los labios de todas nuestras enamoradas y consecuentes femeninas presencias… y que Dios os proteja siempre, compañeros y compañeras, amigos y amigas y amantes de la Eternidad.