Ella es de Tulcán y apareció ayer en mi vida, cuando mi ánimo se extasiaba de ámbitos y envites atemporales y, como exiliado de mi simbólica patria, me revelaba yo un poco como exhaustivo estudiante de pasiones críticas. Su sonrisa vino a imitar a los clásicos preconizadores de la estética anacreóntica y pensé en mi Diosa, en la que me ama precisamente porque admira mis epopeyas con las más admirables y vorémicas inquietudes.
Omaida viene a ser como una modernista alocución de renovación literaria para poetas del vorémico quehacer; como una mágica inocencia de juego femenino que anima la nueva promoción de la vida; más allá de todos los celos caducos… pero Ella, la Diosa de mi conciencia, me subraya el paréntesis de todo aquello que contiene la flor inacabable de todos mis sentidos.
Omaida es brisa fresca en atardecer quiteño, brisa que me guía a la rememoración de toda mi querencia por la Diosa de mis Caminos…
Gracias Omaida, por tu conversación y por tu existencia…
perdon por tardar tanto en leer este texto pero son los años en que no fui feliz; explicamelo un poco, no con lógica pero si con claves para el desenredo
Hola Diesel buscaba el significado de mi nombre y me encontré con tu escrito…. ese día yo también disfrute de tu conversación, basta una buena conversación para que las personas se vuelvan inolvidables.
un abrazo