“Un deseo de estar permanentemente en presencia de ella (que no es lo mismo que estar con ella) pero la tengo siempre aquí”… ¿qué podemos reflexionar sobre este párrafo comentado por Carlota sobre una lectura que ha hecho de El libro de Rachel de Martin Amis?. En primer lugar habría que significar esa dicotomía paradójica que existe entre estar en presencia de ella y estar con ella. ¿No es lo mismo?. Por supuesto que no. No es idéntico estar en presencia de alguien que estar con alguien.
La presencia de un ser humano en nuestras vidas puede ser un simple testimonio de que alguien está efectuando una labor asociativa con nosotros. Ese alguien nos está suponiendo una atención relativa, una continuidad de interés por estar ahí, presente ante esa persona, comprendiendo o asimilando o simplemente solo dejando pasar el tiempo o admirando (cosas que como se ven son diametralmente opuestas). No coincide muchas veces el estar presente ante alguien o estar con esa persona.
Porque estar con alguien (en este caso concreto con ella) es participar de toda esa persona. Es estar asumido a esa persona y no solo de manera testimonial o presencial sino mucho más internamente; de manera conjuntiva, de forma que esa persona y nosotros estamos imbricados en una misma esencia no solo corporal sino también inmaterial y anímica.
Yo puedo estar permanentemente en presencia de alguien y sólo ser un motivo simplemente intrascendente. Pero cuando yo estoy con alguien es mucho más consecutivo y trascendental. Porque estar con alguien es ser partícipe completo de ese alguien, mientras estar en presencia de alguien solo puede ser una ligera composición de lugar sin más esencia.
Siempre aquí es estar con alguien aquí. A veces aquí solo es un pasajero destino que se evapora con la distancia. Estar aquí es un destino completo. Estar con ella (como escribe Martin Amis) es ser parte implícita de ella mientras que estar simplemente en presencia de ella es ser parte solo explícita de ella. O estamos dentro o estamos fuera… porque en cuestión de compañía humana el umbral (dentro-fuera al mismo tiempo) deja de ser real. El umbral, en estas categorías comunicativas, solo es una ficción que o se traspasa o no se traspasa.
En algunos enamoramientos se puede dar esa dicotomía. Estando solo se puede conversar con el amado/amada, se le puede hacer partícipe de todos y cada uno de los pequeños momentos de la vida que se sabe no se van a compartir “en presencia”. El/ella responde, a veces luego, en el cara a cara de forma idéntica o similar a lo imaginado.
Lo que no te he dicho en el comentario anterior, que he cerrado con ciertas prisas: gracias por interesarte tanto por mi texto, me alegra saber que alguien lo ha tomado tan en cuenta.