Normalmente los objetos que son movidos, o los animales que se mueven a otro lugar son reconocidos como los mismos que estaban en el lugar anterior. Normalmente, también uno se reconoce a sí mismo como el mismo individuo que existió hace años como niño, o el mismo individuo que viajó de A a B.”
Estaba, no estaba. Cómo saberlo, si ahi lo único que se veía era su sombra apoyada cómodamente contra la pared, pero del cuerpo nada de nada, sólo su sombra. ¿Será acaso la sombra sin el cuerpo o el cuerpo en forma de sombra?.
“No cabe duda, según Tughendat, que el concepto de identidad ha estado afectado por una confusión entre identidad individual e identidad cualitativa y que sólo esta última es una conceptualización adecuada.”
Entonces nos dejamos de preguntar si la sombra pertenecería a un cuerpo inexistente o si la sombra fuese el cuerpo mismo, de todas formas la sombra era formada por nosotros, su entorno, si queríamos que la sombra dejara de ser, dejaba de ser, pues la esencia de la sombra estaba controlada por nosotros, la sombra quería ser lo que en nosotros veía como “prototipos de ser”.
La sombra no puede ser sin su entorno.
No hay identidad individual y la mismidad vale hongo, lo que toma las riendas es la circunstancia humana.
Es lo que nos quieren hacer creer.
Buena exposición, Andrés. La circuinstancia ¿lo domina todo?. ¿La sombra de la mismidad de un ser humano es la simple circunstancia?. Yo creo que hay un elemento superior a la circunstancia que se llama trascendencia. Bajo mi punto de vista particular la sombre fue circunstancial en su primer momento, pero al cambiar de A a B, se fue haciendo más trascendente su presencia en la unipersonalidad humana porque estoy de acuerdo que los que singulariza al hombre y a la mujer no es el concepto cuantitativo de su sombra en su devenir histórico sino la síntesis cualitativa de todo aquello que los hace al hombre y a la mujer trascendencia de su personalidad. El entorno es imprescindible. pero creo más en la fuerza del entorno interno que en las proximidades ajenas de los entornos exteriores. Lo que da fuerza al espíritu de cada ser humano radica en el interior de cada ser humano que es lo que, en realidad, relfeja la sombra de cada uno de nosotros. !Muy buena tu reflexión Andrés!.
Qué pena, no aparecieron los énfasis que realicé en cursiva y en negrita sobre ciertas palabars y frases para distinguir un hablante del otro.