Ni siquiera sé por dónde empezar. La verdad nunca pensé que me dolería tanto perderte, o que te perdería tan rápido. Tengo que reconocer que te sentí seguro, aunque al mismo tiempo creo que subestime lo que sentías por mí. Y definitivamente subestime lo que yo siento por ti. Hacía exactamente un año o más que no lloro por alguien, y llorar por alguien, llorar de verdad, es el indicador infalible de un sentimiento de amor. Lo malo es que si hoy lloro, es porque ya te perdí. Te perdí y no es fácil aceptarlo. Te perdí cuando dude y ahora que estoy segura, estoy segura solo porque te perdí. Y una vez más estoy aquí sola, escribiendo sin mas compañero que una pluma, porque no solo te llevaste mi corazón, también te llevaste a mi mejor amigo. Dos pérdidas por esa maldita inseguridad.
Renacen mis antiguos demonios y dudas. ¿De verdad la preferiste porque yo dude, o fue solo tu excusa al darte cuenta que era mejor que yo? O, ¿son estas dudas una pantalla, una forma de inculparte para no admitir mi error, ese error, éste error que he cometido tantas veces? (mi peor error porque nada duele como aquello que sabes que fue ocasionado por tu propia mano). Y la más importante, ¿me extrañas? ¿Extrañas mi amistad, me extrañas a mi, no te duele haberme perdido? La esperanza nunca muere. Y el arrepentimiento tampoco.
Es inconcebible esperar tanto tiempo para sentir algo tan puro, y que se te escape de las manos cuando apenas acabas de notar que está ahí. Eso es lo que más duele. Eso es lo que punza, lo que corta, lo que lastima. Y me lástima que no voltees atrás y me veas aquí, esperándote. ¿Te incomodo? Se que te incomodo en tu nueva situación pero lo sigo haciendo esperando que me saques de mi error. En el fondo de tu mente, ¿no deseas estar conmigo en vez de estar con ella? Creo que no, pero me gusta pensar que si. Aquello que compartíamos se esfumo y yo me quede aquí, sola, una sombra sin sentido, algo que no paso. Y yo que quise fingir que no había pasado, ahora tengo la imagen incrustada en mi interior y no me deja dormir. No me deja respirar. Déjame respirar. No puedo respirar sin ti, y ahora, no puedo respirar contigo.
Con Amor,
C*
Carta doliente y llena de sentido humano. La leo y observo el dolor por la ocasión perdida y un deje de esperanza al final. Que te salga todo bien, Lala.