Otra vez apunto en mi Diario una escena relacionada con palomas. Lugar: Plaza Bohemia de la ciudad de Murcia, frente al edificio Ficus que es donde trabajo para la ONG que me tiene contratado. El asunto es que he tomado un descanso y he salido a sentame en un banco del jardín de esta plaza cuyo nombre tanto me encanta porque cuadra con mi forma de vida. Plaza Bohemia. Y aquí, en medio de la bohemia de un hombre acompañado por sus pensamientos, contemplo la escena amorosa de un palomo intentando conquistar a su pareja hembra.
El palomo rodea a la paloma, empieza a estirarse, saca pecho, entona una especie de gorjeo y pone en alto el plumaje de su cola. La paloma se está moviendo inquieta de un lugar para otro. Se mueve sin parar y el palomo que la está cortejando la sigue por todo el jardín sin dejar de dar vueltas alrededor de ella. La paloma no parece enfadada sino que sigue sus alegres trotecitos siempre atenta a los movimientos circulares del palomo.
En un momento determinado llegan a una fuente de agua y ella, la paloma, comienza a beber agua. El palomo abandona su danza y se eleva volando hasta los ramajes de un cercano árbol. Desde allí sigue contemplando a la paloma que está bebiendo agua tranquilamente. Nadie estorba la escena.
La paloma termina de beber y eleva su cabeza. Lanza una especie de gorjeo como queriendo llamar de nuevo la atención del palomo que está observándola desde las ramas del árbol. El palomo escucha el sonido que sale de la garganta de ella, se mueve por un instante, inquieto, en las ramas del árbol y rápidamente planea un vuelo en descenso hasta que se sitúa nuevamente al lado de la paloma. Comienza una danza frenética alrededor de ella, con sus gorjeos continuos y su plumaje enhiesto. Y, de repente, los dos (palomo y paloma) vuelan juntos hacia las ramas del árbol donde antes estuvo el palomo solo. Juntos. Muy juntos. Han formado pareja. Se quedan allí, entre las ramas del árbol, y yo me levanto del banco y me dirijo nuevamente al Edificio Ficus para volver a continuar mi trabajo.
Ha sido la emotiva escena todo un canto al amor. Si el sábado hablé de la muerte de una paloma llorada por dos compañeras suyas y dibujé en un papel a dos palomas volando con un luto en sus alas izquierdas, hoy he quitado dicho dibujo de la pared del Salón Renuevo y he colocado otro con un palomo y una paloma besándose en el pico. Dentro de 6 días me marcho hacia las Américas. Y ahora me encuentro pensando en las dimensiones etéreas y significativas que tiene esta vida para todos los seres animados. Bohemia. Esta noche brindaré por la vida.
Fe de erratas:- Hola voremios y voremias. Tengo que decir que al escribir el título de este texto he cometido un error. Lo quería titular “El palomo bohemio” y por un “baile de dedos” taquigráfico ha salido titulado “El aplomo bohemio”. Perdonad el error.
Amigo diesel …leyendo tu historia de las palomas me he acordado que hace unos días salí a pasear y de paso hacer fotos , me topé de lleno con una imagen muy similar a la que cuentas ..palomo haciendo la corte a una paloma , una imagen tan sencilla como bella , pude sacar varias instantáneas, una de ellas la titulé “Un beso en el aire”.
A veces suceden hechos similares en varios lugares a la vez.
La paloma ya le había echado el ojo al palomo, pero andaba despistando hasta que él cayera en la cuenta. El palomo, creyendo (como todos) que tomaba la iniciativa, hincha el pecho, cosa que la paloma ya había previsto y planificado cuidadosamente. Cuando vuela al árbol y la observa, ella lanza el gorjeo, que quería decir: “Pero bueno, ¿estás tonto? Mira que me voy…”
Bonito texto, que nos sitúa perfectamente en la primavera calurosa que tenemos.
Espero que te vaya muy bien al otro lado del charco. Ya nos contarás.
Un abrazo.