Ayer, pudo ser cualquier día, las abuelas miraban el atardecer por la ventana, un hombre se quedaba dormido en una silla de ruedas a la espera de una cama, una niña lloraba a las siete de la mañana al ver marchar a su madre, junto al instituto el humo embriagaba las palabras de Yanira, López y Hugo mientras hablaban de su oscuro futuro, y por quince euros Pedro ya iba borracho al salir del polígono.
Ayer trabajé por cinco euros la hora trasladando a abuelos solitarios a sus Centros de Mayores, por seis repartí cien expedientes y empujé carros por los pasillos del hospital, por siete estuve con niños y niñas encerrados en el colegio tras las clases, por ocho hablaba con chavales de catorce años sobre las drogas, y por nueve fui el apoyo de una mujer maltratada que lloraba.
Ayer se cuadraban las cuentas reduciendo el salario mínimo y aumentando los incentivos, alguien trataba de escaquearse para salir a fumar un cigarro en la calle, el equipo de coordinación redactaba con desgana la evaluación trimestral, en el local de moda un educador esnifaba otra raya, y el Área de Servicios a la Ciudadanía redujo el presupuesto de algún pequeño proyecto.
Ayer, sí, fue ayer, cuando el Comité de Empresa trataba de suavizar las formas respetando las normas, el Sindicato hablaba sobre ajustes en los convenios, Recursos Humanos revisaba las condiciones de la mercancía, tras la reunión la Junta Directiva se iban a un restaurante a cenar cordero, dieciocho personas perdieron su puesto y un empresario pagó el último euro de su nuevo apartamento.
Todo esto pasaba ayer mientras en la política madrileña se decidía que la gestión de los hospitales, las escuelas, los centros de tercera edad, los programas de prevención, intervención, atención y ocio, estarían mejor en manos de la iniciativa privada y así continuaban convenciéndose de que ello beneficia el desarrollo de esta nuestra España del derecho y el bienestar.
Hoy suena el despertador, la Burocracia vuelve a madrugar y el Dinero ya ha preparado tostadas para desayunar.
!Qué bueno!. !Qué manera más lúcida de plasmar en un breve relato situaciones sociales verdaderamente escalofriantes!. !Vaya manera más profunda de exponer la Realidad Vivencial de un mundo que navega en pos del materialismo absoluto!. !!Un abrazo!!.
Todas ellas situaciones verídicas de un mundo cada vez más desenfrenado y más paradójico.
Enhorabuena, Condenato.
Un saludo.