Y en el espacio callado del recuerdo estás siempre tú con la presencia enhiesta de todas las incógnitas precisas enarboladas en estos momentos de los miles de caminos. Hay una fuente junto al sendero de los limoneros y en la esquina oblicua de las miradas ajenas siempre me llega tu misterioso soñar acompañado por los sonidos del viento. Tengo ya mucha sed de ti y sólo pienso en los días pasados con tu ausencia y en los pocos senderos que me quedan ya para volver. Volver. Sí. Volver y sólo volver para llenarme con tu voz mis sangres. A eso es a lo único que me propongo llegar. Lo otro. Lo que hay más allá de ti y de mí solo son experiencias añadidas… pero con la única intención de ser solamente tu acompañante interno y eterno. Salió. Salió ya el sol en este nuevo menos día para estar junto a ti. !Qué espacio más callado tengo ahora!. !Qué espacio más callado para llenarlo con tu voz!. Y te llamo. Y estás ahí, como siempre, para llenarme de sustancia el corazón.
Un comentario sobre “Y en el espacio callado del recuerdo”
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La imagen de los ausentes, siempre está presente, en nuestro corazón de añoranza, cuando nos alejamos de nuestro espacio vital. En los viajes siempre se echa de menos, a quien más se quiere, es un sentimiento lícito, de corazones puros como el tuyo. Espero que vuelvas pronto, para reencontrarte de nuevo felizmente, con tu persona amada.
Un saludo.