Hay millones de mundos alrededor del nuestro. Y no me refiero al espacio interestelar. Hay millones de mundos alrededor del nuestro. Y no me refiero a dimensiones desconocidas. Hay millones de mundos alrededor del nuestro. Y no me refiero a mundos esotéricos del más allá. Creédme. Hay millones de mundos alrededor del nuestro.
Me estoy refiriendo al mío, al tuyo, al suyo, al de ellos… que giran unos con otros alrededor del mío, del tuyo, del suyo, del de ellos. Me refiero a los verdaderos mundos reales. A los mundos personales que viven en nuestro interior, con nosotros, en la Tierra. Porque cada habitante de este planeta es un mundo propio. Y todos esos mundos giran y giran alrededor del nuestro y forman el conjunto infinito de mundos terrestres.
Quizás haya otros planetas con seres humanos en el Universo; quizás haya mundos paralelos de dimensiones ocultas en este planeta; quizás haya otros millones de mundos después de la muerte… pero lo único que es totalmente verídico y real, hasta la fecha de hoy, es que los verdaderos mundos visibles del Universo son los que caminan todos los días a nuestro lado por las ciudades, los pueblos, las aldeas, los montes, los campos de la Tierra. Todos, absolutamente todos (hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos y ancianas) son millones de mundos alrededor del nuestro. Cada ser humano, en definitiva, es un mundo con múltiples circunstancias que lo hacen diferente por completo a los demás dentro, eso sí, de un engranaje común que se llama Humanidad. Mundos reales y diferentes los unos de los otros pero girando en torno a vivencias cotidianas comunes y palpables por todos.
Mundos visibles. Mundos alegres. Mundos tristes. Mundos ricos. Mundos pobres. Mundos ni alegres ni tristes. Mundos ni ricos ni pobres. Mundos en el interior de cada uno de los seres humanos que giran alrededor del nuestro. Mundos que, al formar todos ellos un conjunto, forman la vida humana.
Cada ser humano (desde el más poderoso hasta el más insignificante socialmente hablando) tiene un mundo entero dentro de sí. Ningún mundo de éstos es superior o inferior a otro. Todos juntos formamos un conjunto referencial familiar, local, barrial, ciudadano, provincial, regional, nacional, internacional, mundial… y el conjunto de mundos humanos que han existido, existen y existirán forman la verdadera Historia Humana.
Entender ésto es el principio para poder entendernos los unos con los otros. Y es una responsabilidad personal de cada ser humano viviente tener en cuenta que alrededor nuestro giran y giran millones de mundos humanos que tienen el mismo derecho que nosotros para ser felices o, al menos, para tener la oportunidad de serlos. La justicia social de la equidad de derechos y la igualdad de oportunidades es una obligación para todos los mundos humanos.
Así que nuestra primoridal labor en esta vida es sentirnos un mundo completo y solidario con los demás para hacer que los demás mundos humanos sean también completos. Mi mundo, el mundo de cada uno de nosotros y nosotras, no comienza y acaba en mi mundo y en el mundo de cada uno de nosotros y nosotras, sino que comienza y acaba en las tangenciales comunes con los mundos de los otros, con los cuales gira y gira alrededor de la Tierra. Si entendemos y asumimos esta responsabilidad, por muy utópica que sea, quizás estemos en el camino de hacer un mundo más justo y humano para todos los mundos que forman el engranaje común llamado Humanidad.
“No podemos decir que nos dividimos constantemente en yoes duplicados, porque nuestra conciencia avanza suavemente a lo largo de un único camino en las cadenas que se ramifican sin cesar.” Martin Gardner (1914, Tulsa, Oklahoma)