Quito, 25 de diciembre de 2004
Mery me espera para desayunar con pasteles, pero Mery no cumple con la cita y decido que voy a seguir con Greta. Pero más tarde. No hay por qué acelerar el Destino. Greta sabe esperar. Ahora sólo pienso en Persie, sus dolores de parto y los bebés. Y deduzco que Persie va a tener problemas cuando tenga que compartir a Bongo con Theo sabiendo, además, que Milk se ha encaprichado de Bongo y le está persiguiendo insistentemente para tener relaciones sexuales con él y que Laya está necesitando mimos y caricias porque se siente muy sola enclaustrada como está entre las nostalgias y su futuro.
!Ahora comprendo por qué Van Gogh se cortó una oreja mientras pintaba delirantes girasoles amarillos!!…
Hace mucho calor. !Hay que quitarse ropa!. Caminando por el Mercadillo he conocido a Giuliana y me ha ofrecido un paquete de cigarrillos y fósforos inclusive. !Vaya tentación!. Y acepto con la condición de seguir siendo libre porque deseo continuar mi solitario caiminar hacia el Amazonas. A Carmita la saludo junto con Ulpiano y, resonando en mi mente las notas del piano con las que me deleitó anoche Catherine, me despido de ambos dejándoles continuar con su charla de fiestas patronales y juegos amorosos con las flores y las frutas. También Alejandrita se portó de maravilla esta noche pasada pero ahora he decidido olvidar de mis pensamientos a Mery y sustituirla por La Católica sin hacer caso de Teresita que me aborda unos metros más allá… !Abordaje, preciosa virtud que nos embarca en aventuras cotidianas con forma de batallas libradas bajo el sol!… pero resulta que La Católica no está disponible hoy -ha tomado unas vacaciones en su exhaustiva actividad onírica- y viniendo a mi mente el recuerdo de Omaida, discurriendo por los abigarrados nombres femeninos que están escritos en mis líricas agendas, he llegado al Amazonas dispuesto a sustituir los servicios de La Católica por un especial con la mora mientras hay mujeres especiales conquistando transeúntes por las aceras…
!Está decidido!. Voy a seguir con Greta pero también voy a contactar con la valkírika Eda para pasear, libando procesiones de sintagmas, por las coloristas calles de la Imaginación de esta ciudad donde, a cada paso que doy, surge una mujer de Renoir bañándose en mis pupilas…
Y a todo esto… ¿qué dice Ella?. Ella no se enfada. Conoce de mis aventuras y las acepta con total naturalidad. Ella sólo sonríe mientras espera mi regreso a la posteridad de todos sus encantos…
!Mujer que despiertas siempre los anhelos de mi ligera condición de aeronauta de las sensaciones: en medio de este laberinto de palomas es a ti a quien alimento diariamente con flores y poemas!.