Los dictados del pensamiento
son ejecutados con excesivos borrones.
La claridad se ve empañada
por el vaho de la desidia.
Nada merece la pena.
Todo se torna en locura constante.
La denuncia flota en el ambiente
como algo natural y contagioso.
La razón se ve acorralada
en los tenebrosos recovecos del alma.
El color rojo de la sangre
excita a los humanos
que ajenos a toda bondad
enarbolan la bandera de la violencia.
El túnel está ferozmente negro.
Cualquier destello de claridad
es segado de raiz al instante.
Nunca el agujero de la razón
ha sido tan inmensamente pequeño.
Un comentario sobre “Horizonte infeliz”
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Tenemos los cerebros agrietados, de ver tanta violencia en en las pantallas, el más fuerte es el más bravo, el más erudito es el más tonto. Nos estamos impregnando de un mundo sin valores, en el que no se da importancia, más que al dinero y a las posesiones. Los corazones auténticos y puros, están condenados a desaparecer, en un maremagnum de violencia y demencia colectiva. Las mujeres y los niños son los que soportan la mayor violencia, ya que mientras que no se les proteja, por parte de toda la sociedad, son los seres más débiles de la cadena, en la que estamos actuando como eslabón.
Por eso tal vez nosotros mismos seamos el “eslabón perdido”.
Un saludo, y me ha llenado profundamente tu texto.