reencarnándome

Si nadie me enseñó a vivir, ¿por qué muero tan libremente?
Hacia el callejón sin salida de mi propio bagaje, con la vanidad por bandera
y un sólo alma detrás…
Si no estoy loco, ¿por qué se descontrola este volcán que soy?
Mi cuerpo ya no tiene la inteligencia del tuyo, nadie me conoce, ni esa mujer
que persigue mis uñas y camina ebria de mi sangre…
Si sólo hago el amor como un asesino, ¿quién hay debajo?
El terror de mi cama es el goce borroso de tu ausencia, de tu fe, de tu tiempo…
Bailemos hasta que nos llame el reino de la muerte,
y no temas, la distancia del peligro nos hará cambiar.
Me voy, y no me duele, ya no… Nunca más.

Deja una respuesta