Atrás quedaron mis padres,
atrás también mis amigos,
todos medio encarcelados
como si fueran cautivos.
Yo, por fin, me he decidido;
y cogiendo mi maleta,mi razón y mi sentido
he franqueado la puerta
y al deseado pueblo me he ido.
Todo aquí es diferente,
no se corre, no se muerde,
no existe televisión,
pero hablo con la gente.
Los niños saben jugar
con los gatos inocentes,
no conocen la ciudad
ni se les turba la mente.
La Virgen aquí es mas nadre,
te atiende con menos prisa,
todo el mundo la conoce
aunque no se vaya a misa.
Qué gran obra hice conmigo,
cuando cogí mi maleta, mi razón y mi sentido,
trayéndome para estas tierras
a mi cuerpo embrutecido.
Y te hiciste Verdad. Y tu Verdad te dio todo. Cogiste el equipaje y te hiciste Verdad. Te acompaño por los mismos caminos…