En una maraña de sentires me elevo en tu calor y en tu alimento y se me acrecienta el ánimo de cristal de todo lo frágil y a la vez rotundo haciendo gravitación con las fuentes de mis paradojas. ¿Cuál es el fragor de los recuerdos que me rodean con su extensa longitud de apariciones?. La respuesta está en el acto natural de levantar los ojos y observar los colores iluminados de tu cuerpo que me sitúan el corazón dentro del juego favorito de perderme amándote para siempre. Y te llamo en la noche porque todo el planeta sentir viene a acentuarse en tus pupilas.
No dejes que se pase esta hora de estallamiento y vayamos los dos al mensaje amoroso de la vida humana en el temblor de sentirnos dentro mutuamente.