Y llegó a la plaza bajo una cruel lluvia que dejó sus vestiduras inservibles…allí estaba Su Caballero mojado hasta el pensamiento de tanta agua que le caló. Aún así tuvo la gentileza de taparla con su capa. Menos mal que era grande y cabían los dos.
Dama y Caballero salieron en pos de hacer realidad su amor en busca de su nido.
Al llegar el Caballero le abrió la puerta y la introdujo en la estancia muy dulcemente. Ayudó a su Dama a quitarse la ropa con mucha sutileza pero cargado de ardor por poseerla. Supo esperar el Caballero. No era hora…todo a su tiempo, el se quitó el sombrero, la capa, el jubón de pana con lentitud pasmosa
..ella inquieta al verlo empezó a arder en deseos y sin pensárselo dos veces le ayudó a despojarse de las ropas al asombrado galán. Se abrazaron con ardiente fervor, en el lecho cayeron al unísono. No eran dos cuerpos, era uno solo …se fusionaron entre besos, abrazos, caricias, suspiros, sus lenguas se encontraron, al unísono intercambiaron fluidos…ardientes sus manos empezaron a explorar caminos que les llevarían a un gozo superior .
Qué cuerpo de mujer tantas veces deseado y soñado.
Cuerpo de piel, de suave musgo,
él la mira embobado.
Cuerpo ofrecido a su amado.
_Te amo mujer mía.
A ella le brillan los ojos.
Sus voces suaves,
lentas, entre susurros,
gimen y aman..
La aurora les sorprendió en un abrazo
Texto poético que has situado en unos tiempos pasados, pero que igual podría referirse a una situación actual.
Supongo que antes de entregarse al ardor se secarían un poco, jeje.
Felicidades, Wersemei.
Un beso.
Felicitaciones Wersi. ¿sabes que tienes una literatura con gancho?. Pues es cierto.
Comienzo lento y estudiado para finalizar de forma intensa y arrolladora; como debe de ser un buen encuentro amoroso.
Bella descripción de un acto tan natural como la vida misma. Felicidades
por la narración.
Que lindo texto de amor, de respeto y de fantasía. Me gusta como se visualiza en el texto el frío y el calor en un mismo fragmento, como de lo uno se salta a lo otro. Pues si Wersemei, se disfruta y admito que uno sonrie de ver la felicidad de los amantes.
Siempre existe una gran capa que nos protege, a veces no la vemos, pero si miramos al cielo, la veremos. Un abrazo. Alaia