La luz está a la altura de lo lejos,
de lo extensamente lejos de esta tierra ardiente…
y el eco de todas las palabras ya usada
son un testimonio de sentir expuesto en público:
un objeto de mucha altura desplegada
en lo dicho, en lo hablado, en lo desvivido
como pausas ligeras de gestos irreales
alimentados de silencio en el duro cuerpo
del verbo hecho y transido de cadencia luminosa.
Callan los horizontes que ya están retratados
en las alas de las aves que los circundan y remontan
y un tumulto de poesía naciente
se abreva en los hilos de esta frágil tarde.
Nunca…
nunca han dicho los hombres el verdadero discurso
de la esperanza desnuda que hay en los sentires
y ahora llega el momento del destello para ser firmantes
del círculo hablante que existe en nosotros.
La luz está ahí…
en la altura ancha de lo lejos de la tierra
conteniendo todo lo que de humano tenemos
como seres de la mimética existencia vital;
para señalarnos en el punto exacto
donde hemos de comprendernos en el tiempo
y con el sueño circulando por nuestros caminares.
No perdamos nunca todo lo que de humanos llevamos en nuestro interior.
Que la luz de la verdad nos guie el camino correcto.
Un abrazo gran amigo verdadero…