Y seguirás habitando por siempre en mi lecho de crepísuclos marinos donde no hay sentimiento más puro que tu boca nombrando los latidos de mi alma; haciendo que la vida se aun bello delirio de cuerpos encontrados sintiéndose en la calma, mientras las horas del cielo iluminado de estrellas hace ardiente el fuego de la llama de tu amor incorruptiblemente nobre… y el deseo, anhelante, te reclama.
Seguimos amándonos bajo el sello de la luz que nos une en el alba y con ese juramento eterno con que sentimos la infinita verdad del destello de los amantes.
Amanecerá el enigma ancestral mientras la lluvia golpea los cristales translúcidos de mi memoria. Arrima tu cuerpo junto al mío y atrapa todos mis sentidos. Y entonces abrirás el camino donde acaricio toda tu ternura con el tacto febril de mis pasiones.
Sentir la presencia inenarrable de tu cuerpo es el firme propósito de serte siempre fiel punto de apoyo para el sentimiento y esa es mi única batalla verdadera.