No puedo decirte adiós,
aunque lo quieras con desespero,
en un momento cerrar lo nuestro,
aunque lo quieras, y lo desees,
yo… no puedo…
No puedo decirte adiós,
así sin más, romper los lazos,
de esta atadura que nos unió,
que me hace daño,
que me da vida, que me la quita,
mientras me miras…
esperas respuesta, ya sin palabras,
yo… no puedo…
No puedo decirte adiós,
sentir que vuelas hacia la nada,
mientras me calmo y no te veo,
me parte el alma tu marcha cruel,
la despedida en un papel,
así que olvida no te daré,
esas palabras que quieres ver,
yo… no puedo…
No puedo decirte adiós,
ni un hasta siempre,
en todo caso, sólo hasta luego,
porque tu rostro es mi presente,
porque tus manos son el pasado,
porque tu risa es mi futuro,
y en el futuro será latente,
este suspiro que en mi creció,
yo… no puedo…
ni quiero, ni debo, decirte adiós.
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Yo no puedo…
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Estimada Carolina:
Las reflexiones que haces son fuente de “maduración”. Son preguntas claves que nos dirigen hacia la construcción de nosotros mismos. Se fundamentan en el principio de inteligencia y percepción del ser. Nos preguntamos, porque necesitamos saber, porque la seguridad nos ha sido “recomenada”. Jung, en su profundo existencialismo, explicaba que la brújula del ser se orienta, en cada momento hacia direcciones inesperadas. La seguridad…no aporta creatividad ni al ser ni a la vida. Sólo te pido que no instales estas dudas como “virus negativos”. Puedes controlarlos y descubir que te aportan, quizá pocas respuestas. Quizá, cuando descubras que las razones y las respuestas son lo que menos imaginas…avances hacia un estado de eutonía (de bien estar) armonizándote con tus dudas. Gracias y un saludo.
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No puedes, linda Namari, con el sentir tan profundo que hace huella en tu alma… y dejas plasmado un poema de palabras enhiestas y profundas, como huellas de un amor indeleble a pesar de las despedidas. Un besote, preciosa, y sigue escirbiendo con entusiasmo tus alegrías y tus pesares.