Y después de tanto tiempo,
por fin abriste tu ventana.
Y un soplo de aire fresco
revolvió mis cabellos.
Tu armoniosa voz
se tornó melodía para mis oídos,
la emoción invadió mi cuerpo,
que trémulo perdía el sentido.
Saboreé el momento.
Me llené de alegría.
Mas que poco duró.
Solo un minuto,
un momento,
un instante.
Todavía resuena en el ambiente
El eco de tu saludo mañanero.
Muy lindo… es extraño como cosas tan sencillas nos pueden hacer sentir tanto.